El Gobierno ajustó el gasto 7,5% real entre enero y mayo, mientras que los ingresos cayeron 6,7%, descontada la inflación, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). El recorte en las erogaciones se da en prácticamente todos los rubros, con excepción del pago de salarios. El único gasto que crece con firmeza es el del pago de intereses de deuda, que incluye giros al Fondo Monetario Internacional (FMI). El gasto primario devengado (es decir, ya computado aunque aún no se haya pagado) acumula una caída del 9,9% real en cinco meses, de acuerdo con los datos oficiales. Los gastos corrientes, como el pago de subsidios familiares y energéticos, jubilaciones, pensiones y salarios, caen 6,7%. Los gastos de capital se retraen 20,6%. La gran mayoría de las partidas presupuestarias sufren el ajuste. Las prestaciones sociales acumulan una contracción del 9,5%, siempre descontada la inflación. Entre ellas, las jubilaciones y pensiones caen 5,4%, a pesar de los bonos con los que el Gobierno mantiene el poder adquisitivo de los pasivos de menores ingresos. Las asignaciones familiares -que ajustan por el índice de movilidad pero no reciben bono alguno- bajan 30% anual, a pesar de que el Ejecutivo amplió el tope de ingreso que un trabajador formal debe tener para cobrarlas. Dentro de las asignaciones, la AUH cae 14,2% y las asignaciones que cobran los trabajadores en relación de dependencia, 39,7%. El recorte de subsidios energéticos es constante, y acumulan una caída del 20% en el año, aunque aumentaron 11,9% en el mes. Por un lado, los envíos a Cammesa cayeron 47,6% porque los precios de energía que abonan los usuarios subieron más que los costos de generación. Por otro, se destinaron $ 392.000 millones a Enarsa para anticipar la importación de GNL para la demanda invernal, con un incremento del 108,3% real. Además, las transferencias corrientes a provincias cayeron 27,1% en cinco meses, en un goteo constante: en mayo, la contracción fue del 25,2% anual. El Fondo de Fortalecimiento Fiscal de la provincia de Buenos Aires sufre un recorte del 12,4%. El envío de recursos a las cajas previsionales de las provincias cayó 19,6% y no hubo, en el año, giros a la Ciudad de Buenos Ares para las fuerzas de seguridad, en medio de la disputa que dirimió la Corte Suprema. Los gastos de capital caen, en el acumulado del año, tanto en las inversiones directas del Estado Nacional (-2,5%) como en las transferencias a provincias y municipios (-20,4%). Sin embargo, ambos rubros mostraron crecimiento interanual: la inversión real directa subió 11,2% y las transferencias, 16,1%. En el acumulado anual, solo 3 grupos de gastos crecen. Los salarios públicos suben 7,4% por encima de los precios. También aumentan 16,1% los subsidios al transporte, aunque su peso en el Presupuesto es significativamente menor al de otros gastos. Las pensiones no contributivas también crecieron 5,4% real, ya que el Gobierno entregó bonos para compensar una movilidad inferior al IPC. Pero lo que más trepó en lo que va del año fueron los pagos de intereses de deuda: 17,8% real. El Gobierno lleva pagados $ 1,19 billón, mientras que el gasto en salarios fue de $ 1 billón. La OPC lo atribuyó a "mayores pagos de intereses por los préstamos del exterior, en un contexto de suba de tasas de interés internacionales". Los pagos al Fondo acumularon $298.607 millones en el año. El ajuste fiscal comenzó en julio, con la salida intempestiva de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. Silvina Batakis pisó el gasto ese mes, con una caída del 11,5% anual. Luego, Sergio Massa continuó con la tendencia. Nueve de los once meses seguidos de contracción del gasto fueron a un ritmo de dos dígitos. Sin embargo, la caída de ingresos no ayuda a cumplir con la meta fiscal del acuerdo con el Fondo. Los ingresos tributarios acumulaban una baja de 12,3% real hasta mayo, principalmente explicada por retenciones y Ganancias. Los aportes y contribuciones de la seguridad social matizaban el impacto, con una recuperación del 2,2% en lo que va del año.