La combinación de tensiones comerciales entre las principales potencias con la guerra de Medio Oriente empieza a transformarse en una tormenta perfecta para el sueño del boom de inversiones en el área energética en la administración de Javier Milei. Mientras el Gobierno habla de que se vienen más de u$s 10 mil millones en desembolsos para la explotación de recursos naturales de la mano del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones, cuando se baja a los negocios concretos hay más dudas que certezas. Por un lado, los proyectos de litio más importantes del país han entrado en un cono de dudas debido al derrumbe del precio del mineral clave para los autos eléctricos. Con la tonelada de litio en los 8.400 dólares, precio que tocó en lo que va de junio, el negocio se vuelve inviable. En el sector calculan que debería acomodarse entre los US$20 mil y los US$30 mil la tonelada para que tenga sentido cualquier tipo de inversión. Es el caso por ejemplo del último gran anuncio que hizo en la Argentina la multinacional Río Tinto en la provincia de Salta, donde en diciembre se puso en marcha un negocio de US$2.500 millones en el Proyecto de Litio Rincón, un yacimiento con capacidad de producción de 60 mil toneladas de carbonato para baterías. Con unos US$100 millones hundidos hasta ahora, el corazón del negocio está atado a que se consiga financiamiento de parte de bancos internacionales. Para lograr ese tipo de crédito, la clave es que se sostenga la valuación del activo en cuestión, que justamente se está viniendo a pique con la feroz caída de la cotización del mineral. En la industria consideran que Río Tinto buscará avanzar como sea con el negocio, pero el contexto internacional conspira para que sea viable. En un primer momento, China decidió eliminar beneficios impositivos para la compra de autos eléctricos (EV, en inglés). Después se produjo el bloqueo a la producción de EV del gigante asiático por parte de Estados Unidos, la Unión Europa y México. Se trató en ambos casos de medidas que implican una caída en la demanda futura de estos vehículos y por ende una menor necesidad de baterías de litio, lo que termina en una caída del precio del mineral. "El litio es la sal en la ensalada de la industria de autos eléctricos", explica un lobbista del sector. El Gobierno contabiliza unos 38 proyectos de litio en total en distintas etapas de un total de 50 empresas, entre las que se destacan además de Río Tinto la china Gangfeng, en una batalla geopolítica también respecto del avance de los desarrollos entre las multinacionales de Occidente vs. las de Oriente. Las proyecciones más optimistas del Poder Ejecutivo llegaron a calcular inversiones posibles en el orden de los US$8000 millones al menos en una primera etapa, para lo cual otorgó amplios beneficios impositivos y cambiarios a través del RIGI. Pero como se contó en este diario hace un mes, en el sector entienden que "con el RIGI no alcanza" y plantean la necesidad de obras de infraestructura para subir insumos a las minas y bajar la producción para la exportación. El proceso de aprobación de los proyectos presentados en el RIGI tampoco está fluyendo en el caso de la minería de cobre, donde hay otros 8 proyectos de los que 7 son de escala mundial. Según fuentes del sector, están corrigiendo los papeles presentados hasta acá por observaciones de los funcionarios, mientras se estiran los plazos para la eventual puesta en marcha de los negocios. Un escenario crudo Mientras tanto, el sector petrolero se debate entre dos tendencias. Por un lado, la expectativa por los proyectos de exportación de la mano de YPF tanto en crudo como en gas, con los ductos en marcha y la firma de contrato para la licuefacción del fluido con destino al exterior, y por otro, problemas en la cadena de pagos y en el empleo ligados al agotamiento de yacimientos convencionales. En las últimas horas, se conoció que Aconcagua Energía, compañía de los ex YPF Diego Trabbuco y Javier Basso, no puede hacer frente a vencimientos de deuda por lo que contrató un banco de inversión para intentar un refinanciamiento a mayores plazos. Se trata de un jugador de peso con 14 áreas de explotación de hidrocarburos en Río Negro, Neuquén y Mendoza. A propósito, también en Mendoza se levantó ayer provisoriamente un paro de los trabajadores del Sindicato de Petróleo y Gas Privado en la refinería de YPF en Luján de Cuyo, en reclamo por el despido de operarios y la falta de pago de indemnizaciones tras el traspaso de áreas operativas a Petróleos Sudamericanos S.A. Se trata de la aplicación del Plan Andes aprobado por la petrolera de mayoría estatal para desprenderse de 55 áreas operativas en yacimientos convencionales para concentrarse en el desarrollo de Vaca Muerta. A pesar de la expectativa por el crecimiento de las exportaciones de petróleo y gas en la próxima década, el recorrido hacia ese objetivo convive con el achicamiento de negocios mientras la cadena de pagos cruje también porque en las últimas jornadas, las compañías que habían jugado de manera audaz con baja de precios de la nafta quedaron descolocadas ante la suba del petróleo internacional unos US$10 en la variante Brent en lo que va de junio. Así, hoy están pisando algunos pagos se traduce aguas abajo. Los números del empleo dan cuenta de la paradoja que atraviesa el sector en auge por las proyecciones a mediano plazo, con datos negativos en los últimos 12 meses. Según cifras de la Secretaría de Trabajo, el sector de Petróleo y Minería destruyó 2700 puestos de trabajo en los últimos doce meses según las cifras de marzo último.