El sistema electoral argentino utiliza distintas fórmulas para traducir los votos en bancas legislativas. Una de las más utilizadas para la asignación de cargos en cuerpos colegiados es el cociente electoral o Cociente Hare, un método de proporcionalidad simple que, pese a su apariencia neutral, termina beneficiando a los partidos que logran mayor cantidad de votos.
El procedimiento es matemáticamente sencillo. Primero se suman todos los votos válidos emitidos para las listas que superan el umbral del 3 % exigido por ley. Luego, ese total se divide por la cantidad de bancas a repartir en el distrito, lo que da el cociente electoral.
Cada partido obtiene tantas bancas como veces su caudal de votos contenga al cociente. El reparto continúa con los restos: las bancas que aún no fueron asignadas se otorgan a las fuerzas que tengan los mayores restos de votos no utilizados.
Por ejemplo, si hay 100.000 votos válidos y 10 bancas en juego, el cociente será de 10.000. Un partido que obtuvo 58.000 votos se asegura 5 bancas (58.000 ÷ 10.000 = 5,8), y un segundo partido con 22.000 votos accede a 2 (22.000 ÷ 10.000 = 2,2).
Los escaños restantes se asignan a quienes tengan los restos más altos: en este caso, el primer partido, con 8 mil votos sobrantes tendría prioridad para el reparto de las bancas adicionales ya que al segundo partido solo le quedaron de sobra 2 mil votos.
Las fuerzas que no llegaron al piso de 10.000 votos quedan afuera del reparto.
Es justamente en esta segunda etapa donde el método tiende a favorecer a las fuerzas más votadas. Cuanto más grande es un partido, mayor es su "resto" en términos absolutos, por lo que suele quedarse con un número desproporcionado de las bancas de la etapa de restos. En distritos con pocas bancas en juego, el efecto se amplifica y deja a las fuerzas minoritarias con escasas posibilidades de acceder a representación, incluso si superan el piso legal.
Especialistas en sistemas electorales explican que el cociente Hare premia la concentración del voto y desalienta la fragmentación política. Es un sistema que busca proporcionalidad, pero no es perfectamente justo: tiende a consolidar el poder de las fuerzas grandes y a excluir a las más chicas.
Para los partidos mayoritarios, este esquema representa una ventaja estratégica, porque les permite transformar una diferencia de algunos puntos porcentuales en una mayoría más holgada en las cámaras legislativas.
Para las minorías, en cambio, suele ser una barrera de entrada porque necesitan lograr restos competitivos para disputar las últimas bancas.
En tiempos de polarización, el debate sobre el cociente Hare vuelve a cobrar relevancia. Sus defensores sostienen que otorga gobernabilidad al evitar una atomización excesiva de los cuerpos legislativos; sus detractores señalan que achica la pluralidad de voces y concentra el poder en pocas manos.
Con elecciones tan ajustadas como las de este domingo en la provincia de Buenos Aires, la fórmula matemática puede convertirse en el factor decisivo para inclinar la balanza.
La Plata 2021: el caso que expuso los efectos del Cociente Hare
Un caso paradigmático para entender el impacto del sistema de Cociente Hare se vivió en La Plata en las legislativas de 2021. La lista de Juntos, encabezada por Fabián Perechodnik, obtuvo un triunfo contundente con el 46,2% de los votos, casi 12 puntos por encima del Frente de Todos (34,5%). Sin embargo, ambas fuerzas terminaron llevándose tres bancas cada una para la Cámara de Diputados bonaerense.
¿Cómo se explica que el ganador no haya obtenido más representación? La respuesta está en el método utilizado para convertir votos en escaños en la provincia de Buenos Aires. Con 397.358 votos afirmativos en la Octava Sección y 6 bancas en juego, el cociente electoral fue de 66.226 votos por banca. Juntos alcanzó un cociente de 2,7 y el Frente de Todos 2,07, por lo que a cada uno le correspondieron dos bancas por cociente entero. Las dos bancas restantes se adjudicaron por los decimales más altos: una para cada fuerza, igualando la representación.
El resultado generó sorpresa en parte del electorado, que esperaba que la diferencia de votos se tradujera en un reparto más favorable para el oficialismo local. Pero el Cociente Hare privilegia la proporcionalidad y, en distritos con pocas bancas en disputa, puede producir empates de representación incluso con diferencias significativas en el porcentaje de votos.
El Frente de Izquierda, con 31.109 votos, no alcanzó el mínimo de 16,6% necesario y quedó fuera de la Legislatura.