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Desde hace varias décadas la Argentina intenta desarrollarse detrás de elevadas barreras aduaneras y controles de cambio como los que venimos aplicando la mayor parte de la ultima década. Las frustraciones de crecimiento asociadas con estas y otras políticas han ocasionado recesión y una masiva pobreza. Muchas de estas políticas son justificadas en las urnas por nuestra cultura económica y, por ende, son difíciles de cambiar.
Uno de esos mitos es que la protección aduanera (o simplemente protección) genera empleos. En la raíz de esta creencia hay varios factores, incluyendo los argumentos públicos de algunos periodistas, empresarios y muchos políticos que por décadas vienen martillando sobre las mentes de la población la afirmación de que la protección genera empleo, cuando exactamente lo contrario está mas cerca de la verdad.
Nuestra argumentación tiene elementos macro y microeconómicos.
Primero, no es cierto que los países con mayor protección tengan una tasa de desempleo mas baja que los menos protegidos. Por ejemplo, actualmente la Argentina altamente proteccionista tiene una tasa de desempleo del 11,7% mientras que los valores para economías integradas como Chile y Corea del Sur, son de 10% y 4% respectivamente. Estas diferencias no son de ahora sino de hace mucho años o décadas.
Segundo, los países con baja protección, tienen tasas de crecimiento mucho mas elevadas que los proteccionistas lo cual genera oportunidades dinámicas de empleo y crecientes salarios reales.
En un plano microeconómico es necesario diferenciar los efectos directos de la protección, de los efectos finales una vez que todos los ajustes económicos se han completado. Cuando se eleva la protección a un sector, la producción y el empleo en el mismo pueden aumentar pero al costo de una disminución del empleo en otros sectores. Es decir, el efecto final que tiene la protección sobre el empleo es siempre menor al efecto directo sobre el sector protegido pudiendo incluso llegar a ser negativo.
Esto queda mas claro cuando se trata de la protección a insumos intermedios como el acero, el aluminio, la química y petroquímica, para mencionar solo algunos de los mas importantes. Cuando se evalúa el impacto de la protección sobre el empleo en estas industrias, hay que incorporar los efectos negativos que tiene por ejemplo un aumento de la protección sobre el acero, en las industrias usuarias de acero. Un ejemplo reciente es el aumento de la protección a la industria del acero de Estados Unidos bajo Trump. Mientras que en esta industria la protección generó 34.000 nuevos puestos, en las industrias usuarias (como autos y maquinaria) destruyó 180.000 puestos para una pérdida neta de 146.000 empleos.
Tierra del Fuego, industria infante
Dado que la protección aduanera y/o cambiaria desacelera el crecimiento económico, puede darse el caso de que una industria promovida crezca inicialmente pero termine siendo no competitiva y se quede en el camino. Un caso clásico de "industria infante" de la ultima década ocurrió con la industria electrónica de Tierra del Fuego y, particularmente, el ensamblado de celulares. Esta industria fue promovida con el argumento de que junto con ella desarrollaríamos nuevas tecnologías: llevamos ensamblados unos 100 millones de celulares a un sobreprecio para los consumidores de unos u$s 50 por unidad y ni una patente ha surgido de esta política.
¿Que pasó con el empleo? Como muestra el gráfico, a partir de 2013, el empleo promovido disminuyó y para 2019 era de unos 6000 trabajadores, ¡nivel menor que en 2010, es decir, cuando comenzó la política de fuertes subsidios a la industria electrónica de Tierra del Fuego!
A todas luces y como ha sido el caso de la gran mayoría de industrias que en su momento promovimos por ser "industrias infantes", el ensamblado de celulares ha sido una política terriblemente costosa que solo beneficio a unos pocos empresarios e intermediarios.
Los mitos enraizados en nuestra cultura económica implica que las luces internas de alarma están apagadas. Actualmente bajo el control de cambios, nuevamente nuestra economía sufre las consecuencias de barreras prohibitivas de importación salvo las que aprueba el gobierno con lo cual seguimos profundizando la recesión.
Resumiendo, la protección destruye empleos.