Bandera de largada. La idea de la mayoría de los candidatos era esperar el final del Mundial de Fútbol en Brasil para iniciar formalmente la campaña. Pero el cóctel de inseguridad galopante, crecimiento exponencial del narcotráfico y el fenómeno efervescente de los linchamientos aceleró dramáticamente los planes. Con su discurso del sábado al mediodía, Daniel Scioli puso en marcha la campaña presidencial que definirá el nombre y el perfil del próximo presidente en 2015.

La emergencia en la seguridad bonaerense, anunciada casi en cadena nacional (a excepción de Canal 7) y por decreto, es la respuesta del gobernador al desafío opositor (básicamente Sergio Massa, pero también el de Mauricio Macri y el de la alianza del Socialismo y la UCR), pero sobre todo es la reacción a la indolencia del kirchnerismo en la materia que podría complicar sus chances para llegar a la Casa Rosada.

La emergencia en la seguridad de la provincia era una necesidad desde hacía tiempo y la perversa combinación entre inflación y recesión ofrecía el escenario económico ideal para que el delito creciera sobre las carencias de buena parte de la sociedad. Massa acertó y aventajó a sus adversarios en el debate por la reforma del Código Penal, que el kirchnerismo defendió con argumentos devaluados, por lo que Scioli acortó la agenda de su plan 2015 para evitar que el ex intendente de Tigre se le escapara en las encuestas.

A eso se sumó como advertencia el resultado de las elecciones municipales en Mendoza, que le aportó buenos augurios a la UCR, al PRO y hasta al massismo, pero que dejó preocupado a todo el arco del peronismo.

Y como ingrediente final apareció la polémica sobre los linchamientos a delincuentes, alimento ideal de los programas de TV y las redes sociales, que tuvo al más desprestigiados de los jueces de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, como protagonista con sus frases disparatadas y su proverbial desconocimiento de lo que sucede en las calles argentinas más allá de la zona porteña de Tribunales.

Scioli comprendió que, con aliados como ése, su futuro político estaba en riesgo y debía apostar personalmente para mantenerse en carrera.

Los anuncios del Gobernador prometen más policías en las calles, más patrulleros, más fiscalías y más cárceles. Más infraestructura para combatir el narcotráfico y un pedido de colaboración a la oposición, a la prensa y a las ONG que trabajan en temas relacionados con la seguridad. Es un comienzo razonable, pero que tendrá que mantenerse en el tiempo y que debía haber arrancado hace muchos meses atrás.

La campaña está en marcha y la seguridad recuperó su lugar protagónico junto a la economía como demanda urgente de los argentinos. Scioli, Massa, Macri, Binner, Cobos y todos los que tengan aspiraciones presidenciales deberán ver las gambetas de Messi y compañía por televisión, o seguir los resultados por twitter. El Mundial para ellos será un episodio más que suceda mientras los devora el fragor de la decisiva batalla para llegar al poder el año próximo.