En los últimos años asistimos a una verdadera depredación del balance del BCRA, en el contexto de una política monetaria y cambiaria altamente regresiva. Además, las autoridades salientes del BCRA incumplieron su mandato, que incluye: "la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social" (Art. 3 de la nueva Carta Orgánica del BCRA).
Asistimos así a una suerte de segundo episodio de "Plata Dulce". Y, como ocurre casi siempre con los segundos episodios, este fue muy malo para la Argentina. La disminución de la inflación a niveles internacionales, el fomento de un sistema financiero saludable y la recomposición del balance del BCRA deben ser los principales objetivos de las nuevas autoridades.
Este descalabro fue la consecuencia del uso del banco central como caja del gobierno para financiar una política fiscal cada año mas desequilibrada. Desde 2010 hasta 2015, el BCRA prestó o transfirió recursos al gobierno nacional por 4.1% del PIB en promedio cada año, excediendo el 5% del PIB en 2014 y 2015, años en los que ejerció su presidencia Alejandro Vanoli. Estos préstamos o transferencias incluyen más de 64 mil millones de dólares de reservas internacionales utilizadas para pagar deuda -sumando US$9,810 millones prestados en 2006 para repagar la deuda con el FMI-, préstamos de corto plazo (llamados "adelantos transitorios", un eufemismo, ya que nunca serán devueltos) en pesos por más de 30 mil millones de dólares, y transferencias de ganancias por más de 33 mil millones de dólares.
Como resultado, el balance del banco central presenta hoy un estado crítico. A fines de 2010 las reservas internacionales netas eran de aproximadamente 42 mil millones de dólares, comparado con 40 mil millones de dólares de base monetaria.
Además, el banco central le había prestado 27 mil millones de dólares al gobierno vía letras intransferibles (recibidas a cambio del uso de reservas para el pago de deuda en dólares) y de adelantos transitorios. A fin de noviembre de este año las reservas internacionales son negativas, y la base monetaria supero los 55 mil millones de dólares. Los préstamos al gobierno, como mencionamos más arriba, superan los 97 mil millones de dólares entre adelantos transitorios y letras intransferibles.
El deterioro del balance del BCRA no se hizo con el objetivo de cumplir con el mandato de la carta orgánica, sino que coincidió con un periodo de altísima inflación, bajo crecimiento, y de deterioro del sistema bancario. La inflación fue en promedio del 26.8% desde enero de 2010 hasta octubre de 2015, llegando a picos del 40% a mediados de 2014. El gobierno saliente se vanagloria de haber bajado la inflación este año. Esto es cierto, ya que llego al 25% según estimaciones privadas en octubre de 2015.
Sin embargo, esta baja de la inflación fue a costa de un retraso importante en el tipo de cambio, con un impacto negativo muy grande sobre los exportadores. El mal manejo cambiario queda más evidente cuando se lo contrasta con lo que ocurrió en otros países de Latinoamérica. El peso argentino se depreció un 15% en lo que va del año. En términos multilaterales y ajustados por inflación, sin embargo, el peso se apreció fuertemente. De enero a octubre, se apreció un 20% según datos del BIS. El Real, en cambio, se depreció un 30% en términos multilaterales y ajustados por inflación en el mismo período.
En los últimos meses, entonces, la dupla Kicillof-Vanoli se animó a aún más de lo que se animó Martinez de Hoz en los 80. Combinaron una apreciación cambiara brutal con el otorgamiento de seguros de cambio - los dólares a futuro regalados mediante contratos de Rofex- y el regalo de dólares para que la clase media-alta ahorre y viaje al exterior. Ni siquiera los guionistas de la película "plata dulce" imaginaron tanto.
El primer paso que deben dar las nuevas autoridades es el levantamiento del cepo y la consiguiente unificación del mercado cambiario. Para ello, el trámite previo que estarían dando conseguir financiamiento externo vía repos es el adecuado, de forma de evitar una disparada del tipo de cambio.
Creo que la prueba fundamental para saber si este paso inicial ha sido bien dado es ver si el banco central comienza a comprar reservas en un plazo breve. Para ello, se necesita primero evitar defender una paridad inadecuada. Tipo de cambio alto y tasas altas son la combinación que hará que argentinos y extranjeros quieran cambiar sus dólares a pesos. Es la única forma de comenzar un nuevo circulo virtuoso que permita con el tiempo establecer una política monetaria "homologable" con los países que funcionan bien.
* Socio de Alberdi Partners y ex Economista Jefe para América Latina de Bank of America Merrill Lynch.