

Las supersticiones son creencias populares que se remontan a siglos de antigüedad y que muchas personas adoptan para sentirse más seguras frente a lo incierto. Funcionan como rituales sencillos que dan la sensación de influir en la suerte o en el desenlace de ciertas situaciones. Con la llegada de las fiestas de fin de año, estas prácticas vuelven a circular en redes sociales y conversaciones cotidianas.
Entre los rituales más tradicionales que “no deben hacerse” en los primeros días del año, según antiguas creencias, están no limpiar, no barrer y, sobre todo, no lavar la ropa. Muchas familias mantienen estas costumbres porque las entienden como una manera de preservar la buena fortuna dentro del hogar.
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Para quienes viven estas tradiciones, la regla no es solo un gesto simbólico: representa una forma de prevenir pérdidas y evitar malas rachas. La idea de que las tareas domésticas pueden alejar la prosperidad aparece con frecuencia en guías culturales y artículos que recopilan agüeros de Año Nuevo.
No toques el lavarropas en Año Nuevo: esto dice la tradición
La explicación más extendida del por qué no se debe lavar la ropa durante el primer día de enero es de carácter simbólico: se interpreta como “lavar” la fortuna que llega con el inicio del año. En términos prácticos, se teme que el agua y el movimiento del ciclo de lavado arrastren la prosperidad recién estrenada.

Esta creencia se entrecruza con interpretaciones culturales más antiguas. En países de Asia existen tabúes que desaconsejan usar agua o realizar labores de limpieza en días considerados sagrados, para no incomodar a los llamados dioses del hogar. En América Latina, esa idea se incorporó y se transformó al mezclarse con tradiciones populares y rituales de Año Nuevo que todavía se mantienen vivos.
Otras cábalas que vuelven cada fin de año
Además de evitar lavar ropa, la lista incluye usar ropa interior de ciertos colores, dar vueltas con maletas para atraer viajes o comer doce uvas para pedir deseos. Cada uno de estos ritos apela a la misma lógica: controlar el destino por medio de actos sencillos.
Estas prácticas varían según el país, pero coinciden en un propósito común: encarar el comienzo del año con símbolos que representen abundancia, protección o bienestar familiar, reforzando así el sentido de tradición.

Qué hacer si no crees en la cábala pero quieres tranquilidad
Para quienes no siguen estas tradiciones, una alternativa práctica es adelantar el lavado antes de la medianoche o posponerlo para el 2 de enero. De esta forma se evita el conflicto con las creencias familiares sin necesidad de adoptar la cábala.
Otra recomendación es planificar las tareas domésticas con anticipación. Esto ayuda a reducir tensiones durante las celebraciones y permite que la jornada festiva transcurra con mayor calma, incluso sin recurrir a rituales o prácticas simbólicas.











