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El melanomaocular, es decir, el cáncer de ojos, es una de las formas más silenciosas y peligrosas de cáncer, y su detección temprana puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y consecuencias graves para la visión e incluso la vida.

Aunque muchas personas asocian el cáncer con síntomas notorios, en el caso de los ojos, uno de los primeros signos de alarma suele ser ignorado: la visión borrosa repentina. Este síntoma, que suele atribuirse al cansancio o al paso del tiempo, podría ser el aviso temprano de un tumor ocular en desarrollo.

Ignorar pequeños cambios en la visión puede parecer inofensivo, pero en el caso del melanoma ocular, ese descuido puede tener consecuencias graves. Detectar a tiempo este tipo de cáncer puede salvar tu vista y tu vida. Por eso, ante cualquier síntoma inusual, como visión borrosa, acude al especialista. La prevención comienza mirando de frente a tu salud visual.

Cáncer de ojos: el desconocido síntoma que puede ser clave

Uno de los síntomas iniciales más comunes del melanoma ocular es la visión borrosa o distorsionada. A menudo aparece de forma súbita y se percibe como una dificultad para enfocar o como si una "mancha" estuviera bloqueando parte de la visión. Muchas personas no le dan importancia, pero este cambio puede indicar la presencia de un tumor en la úvea, una parte interna del ojo donde se desarrolla la mayoría de los melanomas oculares.

Además de la visión borrosa, en esta enfermedad también pueden aparecer destellos de luz, la percepción de "flotadores" o formas que se mueven frente a los ojos, y en casos más avanzados, pérdida de la visión periférica.

Otros signos menos frecuentes pero importantes incluyen cambios en la pupila, una mancha oscura en el iris, o sensación de presión en el ojo. Aunque estos síntomas también pueden deberse a otras enfermedades oculares, su presencia debe ser motivo de consulta inmediata con un especialista.

¿Cómo se puede prevenir el cáncer de ojos?

Aunque las causas exactas del melanoma ocular aún no están del todo claras, los especialistas coinciden en que algunos cuidados pueden reducir el riesgo. A diferencia del melanoma cutáneo, no se ha confirmado un vínculo directo con la exposición solar, pero aún así se recomienda usar gafas de sol con protección UV y evitar la exposición prolongada a la luz solar intensa.

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Otra medida clave es realizar controles oftalmológicos anuales, especialmente en personas mayores de 50 años. Un oftalmólogo puede detectar anomalías en las estructuras internas del ojo mediante exámenes de dilatación pupilar, incluso antes de que aparezcan síntomas evidentes.