Arriendo y convivencia: este comportamiento podría costarte el desalojo
Existen comportamientos que, aunque comunes, podrían ser motivo de desalojo según la ley de alquileres vigente en Colombia.
En Colombia, los conflictos entre arrendadores e inquilinos están a la orden del día, y muchas veces, las consecuencias son mucho más graves de lo que parece.
Desde avisos hasta desalojos, los arrendatarios pueden enfrentar serias sanciones si no cumplen con las normas de convivencia.
Lo que algunos no saben es que esta simple infracción puede poner en riesgo su lugar de residencia.
¿Qué dice la Ley de Alquileres sobre los ruidos molestos?
En primer lugar, la Ley de Alquileres establece que el arrendatario debe respetar la tranquilidad de los vecinos donde esto incluye evitar actividades que generen ruidos molestos, como escuchar música fuerte o realizar fiestas ruidosas.
Las autoridades locales, como la policía, pueden intervenir si el ruido supera los límites establecidos por la ley.
Si bien el contrato de arrendamiento puede no especificar los niveles exactos de ruido permitidos, la normativa nacional sí establece que el volumen de la música debe ser moderado para no perturbar la paz pública y privada.
En este sentido, el arrendador tiene la facultad de pedir al inquilino que reduzca el volumen, y en caso de reiterados incumplimientos, podría recurrir al desalojo, especialmente si hay múltiples quejas de los vecinos o disturbios continuos.
Atención: las consecuencias legales por escuchar música fuerte en un arrendamiento
Si un arrendatario no sigue las reglas del contrato de arrendamiento y las normativas locales sobre los niveles de ruido, podría enfrentarse a varias consecuencias, incluyendo el desalojo.
Al alquilar una vivienda, es crucial conocer las reglas que pueden poner en riesgo tu permanencia.
Los arrendadores pueden presentar quejas formales ante las autoridades, y si estas quejas son sostenidas, el inquilino podría ser notificado con un requerimiento de desalojo. En algunos casos, el desalojo puede ocurrir incluso sin un contrato formal si la situación se vuelve insostenible.