

En 1922, la arqueología mundial vivió un descubrimientosin precedentes: Howard Carter, explorador británico, ingresó a la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes y encontró un tesoro que superaba toda expectativa. Entre máscaras funerarias, joyas y amuletos, se contabilizaron más de 110 kilos de oro puro, una riqueza que deslumbró al planeta.
Más de 100 años después, aquel hallazgo sigue siendo uno de los más impactantes de la historia. El conjunto de piezas, de incalculable valor económico y cultural, permanece bajo la custodia del Estado egipcio, resguardado como patrimonio nacional y símbolo de la grandeza faraónica.
Si se calculara hoy el valor del oro hallado en la tumba de Tutankamón, tomando como referencia el precio promedio de unos 2.300 dólarespor onza, la cifra superaría fácilmente los 90 millones de dólares. Sin embargo, su relevancia no se mide solo en dinero.
La magnitud del descubrimiento radica en su aporte al conocimiento histórico: por la calidad de las piezas y el excelente estado de conservación, expertos como los de National Geographic lo consideran uno de los hitos más grandes de la arqueología moderna.

Esta es la tumba de 100 kilos de oro que le pertenece a un solo país
Todos los objetos hallados en la tumba de Tutankamón pasaron a ser, desde el momento de su descubrimiento, propiedad del Estado egipcio. Aunque la excavación estuvo a cargo de un equipo británico, El Cairo nunca autorizó la salida legal de ninguna de las piezas. En aquel tiempo funcionaba el sistema de "partage", que permitía repartir hallazgos entre la misión extranjera y el país anfitrión; sin embargo, dada la magnitud y el perfecto estado del tesoro, el gobierno decidió que nada podía abandonar Egipto.
Desde 1922, las autoridades egipcias hicieron valer su derecho sobre el conjunto funerario, reforzado más tarde con leyes de protección del patrimonio que aún se aplican. Actualmente, la mayor parte del tesoro se conserva en el Museo Egipcio de El Cairo, aunque algunas piezas han viajado temporalmente para exposiciones internacionales. Egipto, por su parte, ha rechazado de forma reiterada cualquier propuesta de compra, insistiendo en que su valor es cultural e irrenunciable.
El Ministerio de Antigüedades considera este hallazgo un emblema de la nación. Para las autoridades, el legado de Tutankamón no solo es un conjunto de objetos de oro, sino un símbolo de la identidad y la herencia histórica del pueblo egipcio.

¿Cuánto cuesta la tumba de Tutankamón?
El sepulcro de Tutankamón fue localizado en el Valle de los Reyes, en las cercanías de Luxor, Egipto. A diferencia de otras tumbas saqueadas a lo largo de la historia, esta permaneció prácticamente intacta desde el 1323 a. C., año en que murió el joven faraón. En su interior se hallaron más de 5.000 piezas: desde un sarcófago de oro macizo y una máscara funeraria de 11 kilos, hasta tronos, ornamentos y carros de guerra que habían sido enterrados con la intención de acompañarlo en el más allá.
El conjunto funerario, con un peso total cercano a los 110 kilos de oro en amuletos, adornos y objetos rituales, representa una de las mayores colecciones reales conservadas. De acuerdo con National Geographic, lo que más impresionó a los investigadores fue comprobar que, después de más de tres mil años, el oro mantenía intacto su brillo gracias al clima seco y protector del desierto egipcio.
El hallazgo fue obra de Howard Carter, célebre arqueólogo británico que dedicó más de cinco años a la búsqueda de esta tumba, sepultada bajo escombros y sellada durante siglos. Con el financiamiento de Lord Carnarvon, Carter abrió la cámara en 1922 y quedó deslumbrado ante lo que describió como "cosas maravillosas", mientras la linterna revelaba por primera vez el tesoro intacto del faraón.
El hallazgo del siglo | Descubren el oro más puro en una provincia inexplorada de Sudamérica
Aunque no existe una valoración oficial y definitiva del conjunto en términos económicos, diversos especialistas han calculado que solo el oro y las joyas podrían superar los 90 millones de dólares en el mercado actual. Aun así, estas estimaciones son aproximadas, pues dependen de la cotización del metal y, sobre todo, del valor histórico y cultural que posee un hallazgo de semejante magnitud.










