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La política y la economía de Colombiase encuentran en el centro del análisis internacional. Mientras algunos indicadores macroeconómicos reflejan avances, persisten tensiones que ponen en duda la sostenibilidad del rumbo actual. Esta mezcla de logros y retrocesos ha captado la atención de la revista The Economist, que alerta sobre riesgos crecientes en el país.

Las opiniones dentro de Colombia muestran la profundidad de la división política. Mientras voces de la derecha hablan de un escenario de crisis inminente, aliados del gobierno destacan cifras positivas en empleo y crecimiento. Esta diferencia de percepciones refleja una polarización que dificulta encontrar consensos y que, según The Economist, coloca a los colombianos en "universos paralelos".

El escenario económico no es del todo negativo: la economía crecerá un 2,4% este año, el desempleo se ubica en niveles históricamente bajos y el turismo mantiene un dinamismo notable. Sin embargo, detrás de esos datos se ocultan desequilibrios fiscales, problemas de inversión y advertencias serias sobre la seguridad.

The Economist y la polarización política en Colombia

La publicación británica señala que, aunque la inflación se redujo a la mitad desde la llegada de Gustavo Petro, los choques con el banco central y el aumento del gasto público han generado incertidumbre. El déficit fiscal cercano al 7% del PIB y la deuda por encima del 60% representan un riesgo para las finanzas estatales en el corto plazo.

En paralelo, la polarización se intensifica. Figuras políticas como Vicky Dávila y Gustavo Bolívar ilustran el choque de narrativas que atraviesa al país. The Economist advierte que esta división no solo afecta la estabilidad política, sino que también limita la capacidad de avanzar en reformas estructurales necesarias para la economía.

The Economist y el deterioro de la seguridad en Colombia

Uno de los aspectos más críticos señalados por la revista es la seguridad. Tras el asesinato del candidato Miguel Uribe en junio, la violencia ha escalado con secuestros, extorsiones y desplazamientos que superan los 230.000 nuevos casos desde el inicio del actual gobierno. Para la ONU, el aumento de la criminalidad es alarmante.

El fracaso de la política de "Paz Total" y la falta de presión militar han fortalecido a los grupos ilegales. Según The Economist, Colombia no se encuentra al borde del colapso, pero el deterioro institucional y la salida de casi un millón de ciudadanos en tres años reflejan un profundo malestar. El próximo gobierno deberá enfrentar un reto doble: recuperar la seguridad y estabilizar las finanzas públicas.