
Descubrir los beneficios de las legumbres es un viaje delicioso y nutritivo, pero para muchos, también puede resultar en una experiencia incómoda debido a la inflamación de panzay los gases que, ocasionalmente, causan.
Por suerte, existen metodologías de cocción, que sirven para lentejas y garbanzos, que colaboran en evitar los problemas digestivos que generan este tipo de alimentos.
¿Por qué las lentejas y los garbanzos inflaman la panza?
Las digestiones pesadas que provocan las legumbres se deben a la presencia de ciertos carbohidratos complejos que el cuerpo no logra digerir.
Según citan en Mujer Hoy, Nuria García de la Torre, endocrinóloga, explica que esto significa que estos hidratos de carbono llegan al intestino grueso sin ser digeridos, donde las bacterias intestinales los fermentan, liberando dióxido de carbono en el proceso.

Es esta fermentación la que genera inflamación y gases en el organismo horas después de consumir garbanzos, lentejas o legumbres en general.
Además, el nutricionista Diego Ojeda, en una intervención en el programa La Sexta, señala que la sensibilidad a estos gases varía entre las personas. Algunas son más propensas a las inflamaciones debido a una mayor sensibilidad a las bacterias responsables de la fermentación.
Consejos: cómo preparar legumbres y evitar que generen inflamación
Para evitar que la ingesta de legumbres genere inflamación en la panza, existen una serie de tips que es importante aplicar a la hora de su preparación.
Uno de los consejos más populares es agregar una cucharada de bicarbonato al agua de cocción de las legumbres. Este método, además de ser sencillo, acelera el proceso de cocción, lo que reduce el tiempo de preparación.
Es crucial que el bicarbonato se añada al agua antes de incorporar las legumbres para que el truco funcione.

La doctora Nuria García de la Torre, a través de su cuenta de TikTok, sugiere otros métodos que, según su experiencia, resultan efectivos para evitar la inflamación:
Remojar las legumbres la noche anterior: luego, enjuagarlas bien para eliminar las fibras que se liberan durante el remojo y cocinarlas en agua limpia, desechando el agua de remojo.
Cocinarlas a fuego lento por un tiempo prolongado: esto ayuda a descomponer los oligosacáridos logrando que sean más fáciles de digerir.
Evitar combinarlas con verduras flatulentas: como los alcauciles, el repollo o las coles.
Condimentarlas con hierbas aromáticas: entre las más efectivas se encuentran el comino, el cilantro, el romero, el tomillo, el laurel, el clavo, la cúrcuma y el jengibre.
Estos consejos pueden ayudar a que las legumbres sean más fáciles de digerir y a reducir la posibilidad de sufrir gases e inflamación tras su consumo.













