El balance de los primeros seis meses de Miguel Galuccio al frente de YPF ofrece luces y sombras. El ingeniero entrerriano egresado del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que retornó al país en abril para liderar los designios de la mayor compañía del país -en su nueva etapa de control estatal-, cumplió con uno de los objetivos que se había trazado para 2012: avanzar en la asociación con una productora major de petróleo y gas. La suscripción, a fines de diciembre, de una carta de intención con Chevron, una de las cinco mayores petroleras privadas del planeta, para desarrollar los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta le dio aire en esa dirección. También le jugaron a favor las declaraciones de Carlos Bulgheroni, presidente de Pan American Energy (PAE), confirmando un acuerdo de inversión inminente -todavía no concretado- con YPF para invertir de manera conjunta en Neuquén. Aún así, la lista de asuntos pendientes incluye la falta de una solución para la "cuestión Repsol", que ensombrece la imagen de YPF en el plano internacional, y la imposibilidad de retornar a los mercados voluntarios de crédito -a priori, la alternativa más barata para financiar el plan de inversión por u$s 37.600 millones en el período 2013-2017-, a raíz de la escalada judicial con los holdouts que quedaron fuera del canje de deuda.
La frenética cotidianeidad de YPF -el principal jugador de la industria, con un 32% de la oferta de crudo y un 23% de la gasífera- casi no deja tiempo a Galuccio para sus dos grandes pasatiempos: la cría de caballos de polo y el rugby (jugó en el Club Tilcara, de las afueras de Paraná). Recién ahora está encarando el traslado de los equinos desde Londres, su anterior destino, donde creó y condujo la unidad de negocios Schlumberger Production Management de Schlumberger, hasta una chacra de Buenos Aires.
Puertas adentro, muchos lo llaman "el hombre de la torre", en función de la gran cantidad de horas que pasa en su oficina del piso 32 del edificio de Puerto Madero. El propio Galuccio reconoció, en un brindis con periodistas a mediados de diciembre, que a raíz de la dedicación a toda hora que exige a sus asistentes pasó cierta incomodidad durante un almuerzo informal al que asistieron, además, las esposas de sus colaboradores directos. "Les puedo asegurar que no fue un lindo momento", admitió. Aún así, el directivo, nacido hace 43 años siempre encuentra el momento para practicar actividad física. Por lo general, trota dos o tres veces por semana en cintas para correr. Relajado, aunque celoso de su estética, es habitué de los trajes europeos -que renueva cuando visita el Viejo Continente- de corte slim, muy apretado al cuerpo, para lo cual el cuidado de la línea es una obligación.
Con importantes desafíos por delante sobre la producción de petróleo y gas, que atraviesa por una meseta decreciente desde fines de los '90, el presidente de YPF destaca la consolidación de un equipo de profesionales capacitados para conducir una empresa de más de 45.000 empleados directos e indirectos. La nómina de sus colaboradores más estrechos la encabeza Fernando Giliberti, director de Planeamiento y Desarrollo de Negocios de YPF, a cargo, entre otras tareas, de negociar los acuerdos de inversión con las petroleras interesadas en desembarcar en Vaca Muerta; también se destacan Dante González, CFO de la petrolera, que se convirtió en una pieza clave del managment tras la oportuna emisión de deuda en la Bolsa porteña por más de $ 4000 millones; Juan Martín Gandolfo, que compartió con Galuccio la cursada de Ingeniería en Petróleo en el ITBA, controla el área operativa de los yacimientos desde la gerencia de Petróleo y Energía; Sergio Affronti, director de Servicios Compartidos de la compañía, quien lleva la relación con los proveedores; y Carlos Alfonsi, director de Refinación. Varios de ellos compartieron con Galuccio su primera etapa en YPF en los '90, bajo el ala de José Estenssoro, o su paso por Schlumberger, una de las grandes empresas de servicios petroleros a nivel mundial.
En la industria, en tanto, valoran la formación técnica y la experiencia de la mesa chica de YPF, pero algunas voces advierten que aunque el managment es fuerte en el área de servicios petroleros, ofrece algunas grietas en el upstream.
En el plano político, las disrupciones más estridentes las ha tenido con el vice de Economía, Axel Kicillof, que también ocupa una silla en el directorio de YPF y es el hombre fuerte de la política energética del Gobierno. Por estos días, sin embargo, Galuccio parece haber recuperado, tras algunos meses de enfriamiento de la relación, el respaldo de Cristina Kirchner, que lo autorizó a incrementar el precio del gas en boca de pozo, uno de los principales pedidos del directivo, a pesar de las dudas de Kicillof sobre la conveniencia de avalar la medida.
Primeros años
Optimista, confiado, tomador compulsivo de mate, muy amiguero para ser ingeniero, buen tipo, proactivo y destacado estudiante pese a no ser de los mejores de la clase, el CEO de YPF es el mayor de "Los Miguelitos". Galuccio heredó el nombre de su padre, Miguel, al igual que sus tres hermanos que lo llevan como segundo nombre. Tanto, que en las décadas del '70 y por casi 30 años tuvieron en Paraná el supermercado "Los Miguelitos". Otra característica familiar: casi todos sus integrantes son ingenieros.
A los 18 años, Galuccio viajó a Buenos Aires con la idea de estudiar ingeniería civil, pero se topó con la noticia de que el ITBA estaba lanzando su carrera de Ingeniería en Petróleo, que auguraba una rápida salida laboral y buenos ingresos. Se recibió a mediados de los '90 e ingresó a YPF. Entre 1994 y 1997, fue el responsable de la Unidad de Negocios YPF en los yacimientos de Las Heras-Los Perales, en Santa Cruz, en tiempos donde se perforaban más de 600 pozos por año. Incluso, durante unos meses, estuvo bajo la dirección de Repsol cuando fue trasladado a Indonesia por YPF Internacional en 1999, pero en disidencia con el nuevo plan de negocios trazado por los españoles abandonó la petrolera hacia fines de ese año. A las puertas de un nuevo milenio, inició un periplo petrolero que lo hizo recalar en destinos tan diversos como Dallas, Medio Oriente, Asia, Europa y México.
Fueron 14 años dando vueltas por el mundo hasta que recibió el llamado de la Presidenta para conducir la nueva etapa de YPF. Su mujer, Verónica Núñez, lo acompañó en el retorno a casa, al igual que su hija menor, Malena, de 12 años. Matías, su primogénito de 17, se quedó en Londres para completar la educación media en el colegio ACS Cobham, uno de los más exclusivos de Surrey, donde el joven se destaca como back del equipo de rugby. z we