El enfriamiento de las relaciones entre Brasil y Estados Unido congeló, sin perspectiva concreta de que se reanude, el acuerdo que estaba por celebrarse para facilitar el ingreso de ciudadanos brasileños en territorio americano. La expectativa de ambos países era anunciar en octubre, durante la visita de la presidenta Dilma Rousseff a Washington, una especie de contrato de adhesión de Brasil al Global Entry.
Pero ese viaje se suspendió en medio del escándalo de espionaje de Estados Unidos a funcionarios y empresas brasileñas, incluyendo la propia presidenta.
El programa, que beneficia a ciudadanos de países como Alemania y Corea del Sur, evita a quienes viajan con frecuencia a Estados Unidos procedimientos lentos y filas demoradas en los puestos de inmigración. Quien viaja con asiduidad principalmente por negocios puede registrarse en el programa y recibir una pre-aprobación de las autoridades estadounidenses para entrar en el país.
La adhesión de Brasil al Global Entry dio un paso importante en octubre de 2012. En esa ocasión, autoridades de los dos países abrieron camino hacia un acuerdo, que avanzó en las áreas técnicas a lo largo de este año. Se había planificado una reunión de alto nivel, en las vísperas de la visita de Dilma, para cerrar los términos de una declaración que se realizaría, en Washington, junto al presidente Barack Obama.
El programa no tiene relación con la necesidad de visas. Requiere una inscripción, por un valor de u$s 100, y una entrevista en un consultado americano. Quien es aprobado obtiene el beneficio por un período de cinco años, pero continúa precisando la visa, en caso de que no exista un acuerdo entre los países para evitar ese documento. La ventaja es la rapidez en los procedimientos migratorios.
A pesar de la necesidad de cerrar los últimos detalles, las negociaciones estaban tan avanzadas que el secretario de Estado americano, John Kerry, y el entonces canciller brasileño Antonio Patriota llegaron a dar el acuerdo como cerrado, durante una entrevista conjunta en Brasilia, en agosto.
Desde entonces, no hay más perspectivas para concluir las negociaciones en torno de la adhesión de Brasil. En el lenguaje diplomático, se perdió el sentido de urgencia. En términos concretos, no se estableció ninguna reunión para cerrar el acuerdo y la hipótesis más optimista es que vuelva a la agenda en algún momento de 2014.
Un funcionario americano con conocimiento de las negociaciones dijo que actualmente están paradas, al menos en los niveles más altos, pero pueden retomarse en cualquier momento.
A pesar de que en Washington entienden la posición política de congelar la conversación después del escándalo de espionaje, crece en la administración Obama un sentimiento de que llegó la hora de separar las cosas y retomar las negociaciones en estado avanzado y mutuamente benéficas, como el caso del Gobal Entry.