Un nuevo plan de poder en Latinoamérica avanza bajo las narices de Estados Unidos y comienza a redefinir el mapa económico y estratégico de la región. Se trata de una ofensiva silenciosa pero consistente, respaldada por un aliado ultrapoderoso que busca ampliar su influencia en el continente.
Este proceso se materializa en puertos, rutas comerciales y megaproyectos que, de manera gradual, desafían el predominio estadounidense en el continente. Lo que empezó como acuerdos comerciales ahora se interpreta como una estrategia de largo plazo con impacto geopolítico.
¿Cuál es el plan de poder que avanza en Latinoamérica?
La pieza más visible es el puerto de Chancay en Perú, inaugurado en 2024 con más de 1.300 millones de dólares en inversión y operado por la estatal china COSCO. Este enclave, considerado el mayor puerto de aguas profundas en la costa pacífica sudamericana, no solo garantiza acceso a minerales y productos agrícolas, sino que también despierta alertas en el Pentágono por su potencial uso militar.
La estrategia está alineada con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que en 2025 incorporó a Colombia entre sus miembros. Gracias a esa incorporación, dos tercios de Sudamérica forman parte del programa, consolidando la influencia de su mayor aportante en mercados claves como Perú, Brasil y Chile.
¿Quién financia este crecimiento y qué busca conseguir?
El plan es financiado directamente por China, que utiliza bancos estatales y créditos a tasas competitivas para ganar terreno en sectores estratégicos. Los proyectos incluyen no solo puertos, sino también minas de litio en Bolivia y un futuro ferrocarril transcontinental para transportar minerales desde Perú hasta Brasil.
Frente a esto, Estados Unidos busca reaccionar a través de la International Development Finance Corporation (DFC). El desafío es ampliar su alcance, flexibilizar sus reglas y sumar capital privado para competir con las condiciones de financiamiento que ofrece Beijing. Sin esa respuesta, el plan de poder en Latinoamérica seguirá creciendo bajo las narices de Washington.