Por su crecimiento sostenido, innovación tecnológica y ambiciones de autonomía estratégica, un gigante sudamericano se consolida como la potencia militar más fuerte de Latinoamérica y se proyecta como un país capaz de desafiar a las grandes potencias mundiales.
Este país sudamericano refuerza su ejército con tecnologías de última generación
En el mapa de la defensa mundial, Brasil se ha convertido en el referente militar más poderoso de Latinoamérica, un país cuya estrategia de modernización y crecimiento de sus fuerzas armadas comienza a ser observada con atención incluso por las grandes potencias.
Con una población que supera los 215 millones de habitantes y un presupuesto militar anual superior a los 20.000 millones de dólares, el gigante sudamericano lidera la región en capacidad de despliegue, tecnología y entrenamiento.
Brasil cuenta con un ejército compuesto por más de 360.000 efectivos en servicio activo, además de 1,3 millones de reservistas que refuerzan su capacidad defensiva. Su fuerza aérea, una de las más avanzadas de la región, suma alrededor de 715 aeronaves, incluyendo cazas de última generación como el Gripen E, desarrollado en conjunto con Suecia.
En el ámbito naval, el país dispone de 112 buques, entre ellos submarinos convencionales y el portaaviones São Paulo.
Potencia emergente: Brasil lidera rankings a nivel mundial y amenaza a las grandes potencias
En el escenario internacional, Brasil no solo lidera el poder militar en Latinoamérica, sino que también empieza a consolidar un lugar destacado en los rankings mundiales de defensa. De acuerdo con la consultora especializada Global Firepower 2024, el país ocupa el puesto número 11 a nivel global, superando a potencias tradicionales como Pakistán, Turquía o Italia, y convirtiéndose en un actor de peso dentro del tablero global.
Más allá de sus cifras, Brasil aparece en los rankings como un país con capacidad de proyección regional e internacional, respaldado por su tamaño, su economía -la mayor de Latinoamérica- y su rol en foros como el BRICS. Su presencia en misiones de paz de la ONU y su control sobre la Amazonía, de valor estratégico global.