Un movimiento político desde la Casa Blanca está a punto de cambiar para siempre el futuro de la exploración espacial en Estados Unidos. La decisión, impulsada por Donald Trump, podría dejar a la NASA en un segundo plano y transferir gran parte de su influencia a otros actores con un nuevo enfoque de control.
El cambio abre una batalla silenciosa por quién marcará el rumbo de las próximas misiones, presupuestos y prioridades del país fuera de la Tierra. La agencia espacial más famosa del mundo podría perder el liderazgo que mantuvo durante décadas.
La jugada de Trump que deja a la NASA fuera del centro de mando
El presidente firmó la orden ejecutiva "Fomentar la Competencia en la Industria Espacial Comercial", que busca acelerar el dominio espacial de EE.UU. reduciendo trámites, impulsando puertos espaciales y priorizando nuevas tecnologías como el reabastecimiento orbital y la manufactura en microgravedad.
Aunque la NASA sigue mencionada, el poder se traslada a otros tres organismos federales, con puestos políticos de alto rango fuera de la agencia. Esto marca un cambio de mando en la política espacial y deja a la NASA como coordinadora, no como líder.
Quién toma el control y qué pasará con el futuro espacial de Estados Unidos
Bajo el nuevo esquema, la aprobación de lanzamientos y construcción de infraestructura estará en manos de la Administración Federal de Aviación (FAA), el Departamento de Transporte y la Oficina de Comercio Espacial. Se eliminan pasos de permisos considerados redundantes y se agilizan proyectos antes frenados por trámites ambientales.
El giro coincide con el mayor recorte presupuestario de la historia de la NASA y un impulso sin precedentes al sector privado. Para algunos, es la vía rápida hacia la innovación; para otros, un riesgo que podría subordinar la ciencia y la exploración a intereses comerciales.