El Gobierno de Estados Unidos anunció un amplio despliegue militar en aguas de América Latina y el Caribe, con la movilización de más de 4.000 infantes de Marina y marineros.
La medida forma parte de una estrategia del Comando Sur destinada a intensificar la lucha contra los cárteles de la droga y enviar un mensaje de fuerza en la región.
Estados Unidos activó su ejército: un despliegue sin precedentes
El operativo incluye al Iwo Jima Amphibious Ready Group (ARG) y a la 22.ª Unidad Expedicionaria de Marines (MEU), acompañados por destructores, un crucero lanzamisiles guiados, aviones de reconocimiento P-8 Poseidon y un submarino de ataque nuclear.
Se trata de uno de los mayores movimientos de recursos militares en la región en los últimos años, y busca reforzar la seguridad en el hemisferio occidental frente a organizaciones criminales catalogadas por Washington como "narcoterroristas".
Un mensaje político y estratégico contra los cárteles
Aunque los funcionarios de Defensa sostienen que, por ahora, se trata principalmente de una demostración de fuerza, el despliegue brinda al presidente Donald Trump múltiples opciones de acción militar en caso de decidir ataques directos contra los cárteles.
El ARG/MEU no solo incluye unidades navales, sino también un elemento de combate aéreo que amplía la capacidad de respuesta inmediata.
Algunos sectores dentro del Pentágono han expresado dudas sobre el papel de los marines en operaciones antidrogas, ya que estas tareas suelen estar a cargo de la Guardia Costera. De confirmarse esa misión, las unidades desplegadas deberán trabajar de manera conjunta con otras agencias federales.
Históricamente, las unidades expedicionarias han intervenido en evacuaciones masivas y escenarios de crisis, como ocurrió en el Mediterráneo durante los enfrentamientos entre Israel, Hamas e Irán.
Nuevas políticas de defensa
Este movimiento militar se enmarca en la nueva política de defensa definida por el secretario Pete Hegseth, que prioriza el control de las fronteras, la lucha contra el tráfico de drogas, el combate a la trata de personas y la protección de infraestructuras estratégicas como el canal de Panamá.
Con este refuerzo, el Comando Sur de Estados Unidos mantendrá durante los próximos meses una de sus mayores operaciones en la región, en un intento de frenar el poder de los cárteles y reforzar la influencia estadounidense en América Latina.