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La presencia naval en aguas cercanas a la frontera sur de Estados Unidos volvió a intensificarse con el reciente movimiento de una de las unidades más versátiles de la Armada.

El objetivo es claro: fortalecer la seguridad marítima, mejorar la capacidad de respuesta frente a amenazas emergentes y sostener las tareas de apoyo al Comando Norte (USNORTHCOM).

Estados Unidos despliega el buque de guerra más poderoso y crece la tensión en el Caribe

Durante los últimos días, la Marina estadounidense ordenó el despliegue de una nueva embarcación de combate para reemplazar a otra que venía operando en misiones de vigilancia y patrullaje. Este cambio forma parte de las rotaciones regulares que la Armada realiza para mantener un ritmo operativo estable y garantizar que las unidades asignadas a la frontera marítima lleguen en condiciones óptimas.

A bordo viaja también personal de la Guardia Costera, encargado de ejecutar acciones de interdicción marítima destinadas a frenar actividades ilegales como el tráfico de drogas, el contrabando y otras operaciones ilícitas que buscan ingresar por vía marítima.

Buques de guerra

Las embarcaciones asignadas a esta misión forman parte de la familia Littoral Combat Ship (LCS), una clase de buques rápidos, altamente maniobrables y adaptados para operar en entornos litorales donde predominan amenazas asimétricas. Por su diseño modular, pueden integrarse en operaciones junto a destructores o cruceros, o actuar de manera independiente con un enfoque táctico propio.

Además, estos barcos cuentan con tecnología avanzada para vigilancia, maniobras en áreas de baja profundidad y detección de embarcaciones pequeñas, uno de los desafíos más frecuentes en la frontera sur.

Los motivos detrás del despliegue estadounidense

El despliegue se produce en un escenario de incremento de la actividad naval estadounidense en el Caribe y el Atlántico occidental. En paralelo, bajo el Comando Sur (USSOUTHCOM), el portaaviones de última generación USS Gerald R. Ford (CVN-78) continúa realizando operaciones de presencia avanzada en la región.

Desde el Pentágono señalaron que esta mayor actividad busca reforzar la capacidad de Estados Unidos para “detectar, monitorear y desarticular actores y actividades ilícitas”, una estrategia que se sostiene en la cooperación entre distintos organismos federales y el Departamento de Defensa.

Cuáles son los objetivos principales

El aumento de la vigilancia no se limita a la detección de criminalidad organizada. Según documentos oficiales recientes, la estrategia se alinea con un enfoque integral que incluye la lucha contra:

  • Terrorismo marítimo
  • Proliferación de armas
  • Crimen transnacional
  • Piratería y delitos ambientales
  • Intentos de inmigración irregular por vía marítima

El Departamento de Seguridad Nacional trabaja junto a la Armada y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza para reforzar los controles, especialmente en zonas donde las rutas marítimas son utilizadas por organizaciones criminales.