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Por ese motivo, conoce qué es las várices esofágicas, cuáles son sus síntomas, cómo reducir los factores de riesgo y cuáles son los mejores tratamientos disponibles.

¿Qué es las várices esofágicas?

La aparición de várices esofágicas es más común en personas con enfermedades hepáticas crónicas, como la cirrosis. El diagnóstico se realiza a través de endoscopias y el tratamiento puede incluir medicamentos, procedimientos endoscópicos o cirugía, dependiendo de la gravedad de la condición y el riesgo de sangrado.

¿Cuáles son los síntomas de las várices esofágicas?

Los síntomas de las várices esofágicas con sangrado incluyen:

  • Vómitos de grandes cantidades de sangre
  • Heces oscuras, alquitranadas o con sangre
  • Desvanecimiento debido a la pérdida de sangre
  • Pérdida del conocimiento en casos graves

Signos de enfermedad hepática que pueden indicar la presencia de várices esofágicas:

  • Coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia)
  • Sangrado o formación de moretones con facilidad
  • Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)

¿Cómo saber si una persona tiene várices esofágicas?

El diagnóstico de várices esofágicas en pacientes con cirrosis generalmente comienza con un examen endoscópico, que es el método preferido. Durante este procedimiento, se introduce un endoscopio por la garganta para examinar el esófago y el estómago, buscando venas dilatadas y signos de riesgo de sangrado. Si se encuentran várices, el médico puede realizar tratamientos durante la misma endoscopia.

Además del examen endoscópico, se utilizan pruebas por imágenes como tomografías computarizadas y ecografías Doppler para evaluar las venas porta y esplénica. Estas pruebas ayudan a identificar la presencia de várices esofágicas y a medir las cicatrices en el hígado, lo que permite al médico determinar si el paciente sufre de hipertensión portal, una condición que puede llevar a la formación de várices esofágicas.

¿Cuál es el mejor tratamiento para las várices esofágicas?

El tratamiento de las várices esofágicas se centra en prevenir el sangrado, ya que este puede ser mortal. Para evitar que las várices sangren, se utilizan medicamentos que reducen la presión en la vena porta, como los betabloqueantes. Además, en casos de alto riesgo, se puede realizar una ligadura endoscópica con banda para estrangular las venas y prevenir el sangrado.

Si se produce un sangrado, es crucial actuar rápidamente. Los tratamientos incluyen la ligadura endoscópica, medicamentos que disminuyen el flujo sanguíneo en la vena porta y, en casos severos, procedimientos como la derivación portosistémica intrahepática transyugular. También se pueden aplicar medidas temporales como el taponamiento con globo para controlar el sangrado.

Para prevenir nuevos episodios de sangrado, se recomienda el uso de betabloqueadores y la repetición de endoscopias para colocar más bandas si es necesario. Investigaciones actuales están explorando tratamientos experimentales, como el uso de un polvo adhesivo hemostático y estents metálicos autoexpandibles, aunque estos últimos presentan riesgos y no están disponibles en todas partes.