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Uno de cada diez bebés víctimas del denominado síndrome del niño zarandeado muere como consecuencia directa de las lesiones sufridas. Se trata de una forma grave de maltrato infantil que genera daños físicos profundos y, muchas veces, irreversibles.

Entre los bebés que sobreviven, la situación no es menos alarmante, ya que más de la mitad presenta secuelas neurológicas, visuales, trastornos del comportamiento o epilepsia, según advierten distintos especialistas en pediatría.

¿Qué es el síndrome de bebé zarandeado?

Este síndrome ocurre cuando un adulto sacude con fuerza a un bebé, muchas veces como reacción al llanto persistente. En esos casos, la cabeza del niño se mueve violentamente debido a la debilidad muscular de su cuello, lo que provoca que el cerebro impacte repetidamente contra el interior del cráneo.

Los pediatras pueden identificar el cuadro por lesiones típicas. "Es muy habitual encontrar fracturas en brazos y piernas, muchas veces en diferentes etapas de evolución. También hay hemorragias intracraneales, fracturas de cráneo y lesiones en la retina", detalló un profesional del área médica.

Este tipo de daño no suele ser accidental. Por eso, cuando se detectan indicios compatibles con el síndrome, los equipos médicos están obligados a realizar una denuncia. "Si la historia clínica no coincide con las lesiones objetivas, se notifica y se inicia un procedimiento con intervención judicial", agregaron desde el hospital.

Las investigaciones suelen incluir pruebas de imagen como tomografías, resonancias y estudios oftalmológicos que permiten documentar el tipo y la antigüedad de las lesiones, elementos claves para determinar si se trató de una agresión.

El síndrome del niño zarandeado afecta con más frecuencia a bebés menores de un año, especialmente en contextos de estrés o falta de contención familiar. Por eso, los profesionales insisten en la necesidad de educar y prevenir, ofreciendo acompañamiento emocional a los cuidadores.

Desde las instituciones sanitarias recuerdan que sacudir nunca es una forma de calmar a un bebé, y que existen canales de ayuda para padres y madres que atraviesan situaciones difíciles. La prevención y la detección temprana pueden salvar vidas.