Las mascotas suelen ser un integrante fundamental en las familias. Su presencia y compañía se sienten con fuerza y la relación entre humano-animal puede ser muy fuerte. Según la psicología, el hábito de tratar a una mascota como un humano revela mucho sobre la forma de relacionarse y vincularse emocionalmente.
Aunque puede percibirse como algo simple o incluso divertido, hablarle a la mascota tiene implicancias reales tanto para el bienestar de la persona como para la del animal. Psicólogos y especialistas coinciden en que detrás de ese acto hay procesos mentales, emocionales y sociales definidos, no solo una fantasía.
Esto significa tratar a tu mascota como un humano, según la psicología
De acuerdo con la psicología, el antropomorfismo es la tendencia humana que atribuye atribuir rasgos, emociones o capacidades propias de los humanos a seres no humanos, es decir, a las mascotas.
Este comportamiento surge de la empatía, la imaginación activa y la necesidad de conexión. Las personas que lo practican suelen tener alta sensibilidad emocional para reconocer y responder a señales afectivas en otros seres vivos -como la mirada, posturas, movimientos- y una disposición a relacionarse no solo con lo que se ve, sino con lo que se siente.
El antropomorfismo no es perjudicial en sí mismo; de hecho, puede fortalecer el lazo afectivo con la mascota, servir como refugio emocional, y ayudar a expresar sentimientos que de otro modo quedarían contenidos.
¿Qué efectos tiene en la salud mental?
Hablar con una mascota puede funcionar como una especie de desahogo emocional, ya que permite verbalizar preocupaciones, alegrías o frustraciones sin sentirse juzgado. Eso ayuda a disminuir niveles de estrés y ansiedad.
Además, este tipo de comunicación tiene impactos positivos en la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de reconocer, regular y expresar emociones propias y entender las de otros. Personas con este hábito tienden a desarrollar una mayor autoconciencia emocional y habilidades sociales al reconocer lo que sienten tanto ellas como sus mascotas.
Incluso, para quienes viven solos o atraviesan momentos de aislamiento, hablar con su mascota proporciona compañía real. Esa sensación de estar acompañados reduce la soledad, aporta consuelo, y puede mejorar el ánimo cotidiano.
¿Qué revela esta práctica de la persona?
- Personas que hablan con sus mascotas como humanos suelen tener empatía y sensibilidad marcadas: están atentas a las necesidades emocionales de otros seres vivientes.
- También muestran imaginación activa, al crear rutinas, juegos o diálogos que integran al animal como parte del hogar, no sólo como mascota.
- Tienen mayor inteligencia emocional, lo que se traduce en mejor manejo del estrés, mayor apertura al reconocimiento emocional propio y ajeno, incluso cuando ese "otro" no es humano.