Si el alfajor tuviera documento nacional de identidad no hay dudas de cuál sería su nombre. Incluso tendría rostro, un niño peinado con gomina de sonrisa traviesa. Jorgito celebró su 60° aniversario en el mercado en 2020 a fuerza de una estrategia de marketing que dejó de centrarse en el público infantil, sino que apunta a la nostalgia. Hoy continua siendo una de las etiquetas más vendidas, con los herederos de sus fundadores al mando, aunque todavía hay algunas incógnitas con respecto al famoso joven pícaro de su envoltorio.

José Antonio Fernández y Amador Saavedra se unieron en 1960 para comprar una pequeña fábrica que elaboraba panificados y alfajores. Tenían 30 años y buscaban por intuición un negocio que tuviera potencial. Cuando llegaron a la planta descubrieron que esta ya tenía nombre.

Según cuentan sus hijos, la compañía ya vendía bajo la marca Jorgito dado que era el nombre del hijo de su dueño. Incluso, especulan, la ilustración del paquete estaría inspirada en este niño el cual nunca conocieron. Los socios decidieron no hacer ningún cambio, dieron de baja el negocio de bizcochuelos y se concentraron en los alfajores.

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