No es una novedad que las administraciones tributarias tienen necesidades crecientes por obtener recursos fiscales. Siempre ha ocurrido esta situación y de hecho los fiscos han competido para someter a tributación la renta y la riqueza que se genera en el mundo. La nueva particularidad radica en que la competencia va dando paso a la colaboración. La información (de todo tipo) toma el centro de la escena. Los fiscos pedirán mayor cantidad y calidad de datos a los contribuyentes y además, tendrán herramientas para intercambiarla entre las distintas jurisdicciones.
El enfoque tiene toda lógica pero el observador escéptico se preguntará porqué si no ha ocurrido de manera generalizada hasta el momento habría de ocurrir ahora y en el futuro. Las razones son tan simples como contundentes:
n Existe voluntad política de los líderes mundiales para ir en esta dirección, evidenciada en el apoyo del G-20 para que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) avance en la formulación y ejecución de un plan de acción en este sentido.
n Las empresas multinacionales operan en múltiples mercados pero los gobiernos típicamente poseen información sobre la porción del negocio que ocurre bajo su jurisdicción.
n El estado actual (y futuro) de las comunicaciones posibilita el intercambio de información entre administraciones.
n En efecto, la OCDE emitió un plan de acción sobre el concepto Erosión de la base y transferencia de beneficios (en inglés, Base Erosión and profit shifting, también conocido por sus iniciales en ese idioma, BEPS). El mismo contiene 15 puntos sobre los que se ha previsto la emisión de recomendaciones y trabajos durante el 2014 y 2015. Los temas bajo análisis comprenden economía digital, intangibles, financiamiento, etc. En particular hay dos ejes en los que trabaja la OCDE que ponen de relieve nuestros comentarios: la reformulación del contenido de las presentaciones a efectuar ante el fisco y el avance en cuestiones de intercambio de información tributaria.
Respecto al primero de los temas, en el marco de la documentación de precios de transferencia se evalúa la inclusión (detallada por jurisdicción) de las ganancias obtenidas, los impuestos pagados por las actividades desarrolladas, los activos tangibles e intangibles, la cantidad de trabajadores, etc.
En relación con la segunda cuestión, el G-20 ha manifestado en julio de 2013 que reconoce el progreso logrado en el área de transparencia fiscal y que apoya el establecimiento del intercambio automático de información tributaria como el nuevo estándar global. Por el momento, el método más utilizado es a requerimiento, pero todo apunta a que la modalidad automática se convierta en el nuevo estándar.
Las nuevas tendencias suponen grandes desafíos y el arribo a la meta demandará cierto tiempo, somos conscientes de ello. Sin embargo, la travesía ya ha comenzado y podrá adoptar el calendario y temario de BEPS u otros formatos que aparezcan en el futuro, lo cierto es que la dirección es clara. Si bien cada una de las administraciones fiscales continuará buscando individualmente la materia imponible que les corresponda, el camino hacia ella se nutrirá de pedidos de información más extensivos y de cooperación entre pares.