De Cuba casi ni vale la pena hablar. El Estado con su poder de policía reprime de tal modo al mercado a las personas que, su crecimiento es imposible y el salario medio hoy llega a unos u$s 20 al mes, los médicos pueden ganar 30 y muchos solo ganan 10. Raúl Castro viene intentando algunas reformas, que incluyen la ampliación del sector privado y cooperativo, mayor autonomía para la empresa estatal y una flexibilización en el sector agrícola con vistas a reducir las millonarias importaciones de alimentos, pero son tan débiles que, según el propio gobierno, el crecimiento durante los primeros seis meses de 2014 sería de 0,6% cuando habían pronosticado un ya pobre 2,2%.
Entretanto, el gobierno de China sí que ha eliminado muchas normas que impiden el desarrollo natural del mercado. Y ya se ha convertido en la segunda economía mundial lo que, en rigor, no es mucho mérito si consideramos la cantidad de habitantes que contiene. Durante los últimos años, ha pasado de ser la gran factoría del mundo a realizar cada vez más de compras de activos en el extranjero, y sus empresas toman la bandera de la globalización y el liderazgo en la inversión. En 2013, las compañías chinas invirtieron u$s 73.200 millones en el exterior, según la OCDE, 17% más respecto a 2012 y 36 veces lo que invertían hace solo 10 años.
Así se ha convertido en el tercer país emisor de inversión extranjera directa, detrás de EE.UU. (359.6 mil millones) y Japón (135.7 mil millones), seguido por Rusia (70.1 mil millones) y Suiza (60 mil millones, con solo 8 millones de habitantes). Inicialmente la inversión estaba casi totalmente dirigida a los países emergentes: compras masivas de tierras en frica, acuerdos de suministro de gas y petróleo con Venezuela donde invirtieron US$ 50.000 millones en los últimos ocho años y la compra de cobre, mineral de hierro o plata en Latinoamérica. Pero a partir de 2008 los flujos de inversión china se han dirigido cada vez más hacia Europa y el norte de América, según la consultora Rhodium Group.
Brasil seduce a China desde hace una década. Según la Sociedad Brasileña de Estudios Empresas Transnacionales (Sobeet), de 2004 a 2013 los chinos han invertido en más de 130 proyectos, que sumaban aproximadamente u$s 30.000 millones. Cualquier parecido o recuerdo de Argentina es solo casualidad. Hablando de América latina, el dragón asiático, que se convirtió en 2013 en el mayor importador global de petróleo, empezó a expandirse por el continente. La PetroChina llegó a Perú en 1994 para entrar en negocios de exploración y producción de petróleo e hizo lo mismo en Venezuela, en 1997, y enseguida en Ecuador, en 2003. Otra estatal, la CNOOC, ya es la segunda mayor exploradora de Argentina.
Con las manos mucho más libres gracias a importantes desregulaciones, un ejército de empresas chinas, impulsadas además por una divisa fuerte como es el yuan, supone que las economías desarrolladas pueden recibir una parte sustancial de los entre uno y dos billones de dólares de inversión directa que China hará en la próxima década, frente a los 500.000 millones actuales, sostiene Rhodium. A lo que hay que sumarle el poderoso sector público que acumula unos cuatro billones de dólares en reservas internacionales, cuya mitad está invertida en deuda pública de Gobiernos extranjeros, de hecho, es el primer tenedor de deuda estadounidense, delante de Japón.
En fin, queda claro que los socialistas del mundo deberían mirar al dragón asiático que, con su evolución hacia una economía market friendly ha sacado a cientos de millones de sus habitantes de la pobreza.
Nota de la Redacción: En la edición del día de ayer se publicó una firma errónea. El artículo Presión tributaria récord en Argntina tiene como autores a Eliana Scialabba y Mariano Carpineti, ambos profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la UP