Chewbacca, Capitán América, Batman y Jon Snow. No hay franquicia pop de la que Funko no tenga los derechos para desarrollar sus característicos muñecos y ese fue uno de los pilares para el crecimiento de esta compañía. Nació en 1998 en Snohomish, Washington, como una empresa dedicada a desarrollar bobbleheads, los famosos muñecos cabezones. Sin embargo, fue bajo la administración de su actual CEO, Brian Mariotti, que logró un crecimiento exponencial en el mercado. La compañía ahora busca disputarle el liderazgo a Lego y Hasbro y aspira facturar u$s 1000 millones para 2022.
Cuando Mariotti adquirió Funko, la empresa facturaba u$s 800.000 y el 90% de sus productos eran comprados por hombres, 12 años después, el 52% de sus ventas son a mujeres y estima que en 2016 tuvo ingresos por u$s 425 millones. La clave: los Pop!
La línea de productos que volvió a la compañía una verdadera sensación entre los coleccionistas de la cultura pop debutó en el mercado en 2010 luego de presentar cuatro muñecos de DC Comics en la Comic-Con. Tomando como base la idea original de los bobbleheads, decidieron darle una vuelta de tuerca brindándoles a los muñecos una apariencia más aniñada, con menos detalles y más cercana al estilo japonés.
Luego, la firma se lanzó a la caza de la mayor cantidad de licencias de superhéroes, franquicias de películas y personajes pop para abarcar todos los perfiles de fanáticos. Actualmente, Funko tiene 175 contratos -entre ellos Game of Thrones, Star Wars, Marvel, DC Comics y The Walking Dead- que le dan acceso a más de 10.000 diferentes personajes.
Ante cada nuevo estreno cinematográfico o televisivo, los fans espera el lanzamiento de la línea Pop! con sus personajes transformados en esos muñecos de ojos grandes. El año pasado este producto representó 75% de los ingresos de la compañía. Funko tomó tal relevancia que el fondo de prívate equity ACON Investments decidió comprar 60% de la empresa que, según dijo el CEO a Seattle Times, no descarta salir a la Bolsa este año.