De Agustín P Justo a Julio De Vido. En dos nombres de la política argentina podría resumirse la historia de la confitería El Molino, construida por Francesco Gianotti, inaugurada en 1917 y cerrada en 1997, en pleno menemismo. El ex presidente argentino entre 1932 y 1938 fue uno de los ilustres comensales del bar ubicado en la esquina de las avenidas Callao y Rivadavia, justo frente al Congreso. En tanto, el ministro de Planificación Federal decidirá el futuro del edificio expropiado por el Estado nacional en noviembre del año pasado, aunque la realidad indica que su gestión durará hasta diciembre.

Ayer, la presidenta Cristina Fernández firmó un decreto delegando en el histórico funcionario K, uno de los más polémicos y de peor gestión del kirchnerismo, el futuro de El Molino, un edificio lleno de recuerdos de figuras políticas, de la cultura y el deporte e ilustres visitantes extranjeros de todos los tiempos que desfilaron por sus salones entre coloridos vitraux y mesas de mármol. Inaugurado por su dueño original Cayetano Brenna, prestigioso pastelero italiano especializado en la fabricación de pan dulce, El Molino permanece cerrado desde el 23 de febrero de 1997. Ese mismo año fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Según los expertos, se trata de un edificio exponente del Art Nouveau y vanguardia de la Belle Époque, construido con materiales importados de Italia e integrado por tres subsuelos, una planta baja y cinco pisos. Los salones para fiestas estaban en la esquina; en los tres subsuelos se elaboraban alimentos; había una fábrica de hielo; bodegas; depósitos y un taller mecánico. La parte superior albergaba viviendas y oficinas.
En 2014, la Cámara de Diputados aprobó su expropiación como parte de un plan de reconstrucción del edificio que será reabierto en julio de 2016, en ocasión del Bicentenario de la Declaración de la Independencia.

Para llevar a cabo esta tarea, los legisladores promulgaron la ley 27.009, que autoriza al Poder Ejecutivo "a adquirir dicho inmueble a un precio que no exceda lo establecido por el Tribunal de Tasaciones de la Nación". La norma también dispuso la creación de la Comisión Administradora del ‘Edificio del Molino’, como su órgano de representación, dirección y administración.

Este organismo le pidió al Gobierno que designe a Planificación como "sujeto expropiante" y continuador del plan de restauración. Un plan que mantendrá vivos los recuerdos y anécdotas que se sucedieron en sus salones por donde pasaron ilustres personalidades como José Félix Uriburu; Marcelo T. de Alvear; Lisandro de la Torre; Alfredo Palacios y Eva Perón. También, los príncipes Humberto I y de Gales; poetas y escritores como Leopoldo Lugones; Oliverio Girondo; Roberto Arlt y Ramón Gómez de la Serna. Otros comensales célebres fueron Niní Marshall; Libertad Lamarque; Carlos Gardel y hasta la cantante norteamericana Madonna, quien el 4 de marzo de 1996, filmó en sus salones el vídeo de la canción ‘Love Don’t Live Here Anymore’.

Todos disfrutaron de las célebres exquisiteces gastronómicas que hicieron famosa a la confitería como el merengue; panettone de castañas; el marrón glacé y el postre imperial ruso, conocido en Europa como ‘postre argentino’; y la copa Melba. Ahora, De Vido deberá transferir de forma definitiva y sin cargo el inmueble al Congreso, Una vez terminados estos trámites y la reconstrucción se deberán concesionar el subsuelo y la planta baja para su uso "como confitería, restaurante, local de elaboración de productos de panadería, pastelería o cualquier otro uso afín a esas actividades".

El resto del edificio será un museo dedicado a la historia de la confitería y al rol que tuvo ‘en el crecimiento y consolidación de la democracia argentina’, según se especifica en los considerandos de la expropiación. También habrá un centro cultural llamado ‘De las Aspas’, dedicado a "difundir y exhibir la obra de artistas jóvenes argentinos que no haya sido expuesta públicamente en ningún medio".

De todas formas el arranque de la obra no es inmediato, hay que realizar estudios para la recuperación y todo el proceso podría demorar años. Mientras tanto y para hacer frente a los gastos en el que el Estado incurrirá para quedarse con la confitería, el decreto instruye a la Jefatura de Gabinete a "efectuar las adecuaciones presupuestarias necesarias para atender el financiamiento de los gastos re sultantes de la aplicación de este decreto".