El jengibre es una raíz con una larga historia de uso en la medicina tradicional debido a sus potentes propiedades curativas. Sus beneficios se deben principalmente a compuestos bioactivos como los gingeroles y shogaoles, que le brindan poder antiinflamatorio, antioxidante y analgésica.
El jengibre se puede consumir de diversas formas, ya sea fresco como rallado, en rodajas; en polvo; en infusión como té, jugos, cápsulas o como condimento en las comidas. Este aliado 100% natural es un potenciador de salud ya que sus compuestos activos pueden ayudar incluso a la digestión.
Este ingrediente es bueno para disminuir la hinchazón, eliminar gases, y es una excelente para reducir náuseas. Además, ayuda a reforzar el sistema inmunológico, alivia el dolor muscular, y funciona como un energizante sin los efectos posteriores de ansiedad.
Cómo consumir jengibre y cuidar la salud
El jengibre es un superalimento con muchos beneficios para la salud, y hay muchas maneras deliciosas y efectivas de incorporarlo a la dieta. La clave es la consistencia y, en algunos casos, la preparación. Si bien este ingrediente puede incorporarse en la alimentación de diversas maneras, la más recomendada es fresco, es decir sin ninguna intervención.
Para incorporarlo en las comidas se puede cortar en rodajas finas, rallado o picado. Este aporta un sabor exótico a las preparaciones además de agregar todos sus nutrientes.
La Academia Española de Nutrición y Dietética recomienda consumir entre 0.5 y 2.0 gramos de jengibre al día en cualquiera de sus presentaciones para adultos. Algunos expertos sugieren que, para la mayoría de los beneficios, una cantidad de 1 a 4 gramos de jengibre fresco al día es un buen rango.
Receta de té de jengibre para curar el dolor de garganta
Uno de sus usos más comunes es infusionado ya que esta preparación ayuda a aliviar el dolor de garganta. Para su preparación se necesita:
- Jengibre fresco: 1 trozo de unos 3-5 cm
- Agua: 2 tazas
- Miel: 1-2 cucharaditas o al gusto. La miel es un excelente suavizante para la garganta.
- Limón: rodajas o zumo de 1/2 limón (opcional, pero muy recomendado por su vitamina C y frescura).
Paso a paso:
- Lavar bien el trozo de jengibre. Se puede pelarlo o no, pero tener en cuenta que muchos de sus beneficios están justo debajo de la piel. Cortarlo en rodajas finas o rállalo. Cuanto más finas las rodajas o más rallado, más sabor y propiedades liberará.
- En una cacerola pequeña, pon las 2 tazas de agua a hervir.
- Una vez que el agua esté hirviendo, agregar el jengibre cortado o rallado.
- Reducir el fuego a bajo y dejar que hierva a fuego lento durante 10-15 minutos. Si se quiere un té más fuerte y concentrado, se puede dejar hasta 20 minutos.
- Retirar la cacerola del fuego. Colar el té para quitar los trozos de jengibre.
- Verter el té en una taza. Añadir la miel y el zumo de limón al gusto. Remover bien para que la miel se disuelva.