El gobierno federal planea continuar con su política de recuperación del poder adquisitivo, lo que implicaría un aumento del 12% al salario mínimo en 2026. De concretarse, el salario diario pasaría de 278.80 a 312.30 pesos, superando por primera vez los 300 pesos.
A nivel mensual, esto representaría un ingreso de 9,494 pesos, acercándose al ingreso promedio formal del país, que actualmente es de 10,350 pesos, según el Coneval.
¿Y la economía? Ahí está el reto
Aunque el aumento busca que el salario mínimo alcance para 2.5 canastas básicas en 2030, la realidad económica es otra. El crecimiento del país ha sido bajo: en el primer trimestre de 2025, la economía apenas avanzó 0.2%, según datos del Inegi.
Además:
La actividad industrial muestra señales de debilidad.
La generación de empleo formal cayó a su nivel más bajo en 16 años.
Las tensiones comerciales con EE.UU. generan incertidumbre.
¿Se puede sostener este ritmo de aumentos?
Para muchas empresas, especialmente pequeñas y medianas, este tipo de incrementos representan una carga difícil de absorber si no viene acompañada de medidas para impulsar la productividad.
También hay otro factor: el salario mínimo ya está cerca del ingreso promedio, lo que presiona las estructuras salariales y puede generar desequilibrios en el mercado laboral.
Más que subir por decreto, urge una estrategia
No hay duda de que subir el salario mínimo ha sido un paso importante, tras décadas de estancamiento. Pero hacerlo en un contexto económico débil y sin un plan complementario podría traer efectos no deseados: desde más informalidad hasta alzas en los precios.
Por esta razón, los expertos se preguntan si es viable seguir aumentando el salario mínimo a este ritmo, sin dañar la economía.