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El asteroide YR4, clasificado como un objeto cercano a nuestro planeta, fue detectado por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS).

Según los especialistas, el cuerpo espacial se encuentra en nivel 3 de la escala de Turín, lo que indica cierto riesgo potencial. La probabilidad de que impacte la Tierra es de 1 entre 26,000, y la fecha estimada de posible colisión es el 22 de diciembre de 2032.

Pero el problema no termina ahí. Ahora, los científicos estiman que existe un 4% de probabilidades de que este objeto especial, de aproximadamente 60 metros de diámetro, impacte contra la Luna.

Ante este escenario, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) puso a sus especialistas a evaluar cuál es la mejor opción: desviar el asteroide o destruirlo.

Qué tan peligroso sería que el asteroide YR4 choque contra la Luna

Si bien no existen seres humanos habitando la Luna, ese detalle no quitá la gran amenaza que representa su coalición con el asteroide YR4. De hecho, los científicos advierten que podrían tener consecuencias potencialmente peligrosas.

Un choque de esta magnitud podría expulsar grandes cantidades de regolito lunar -una capa de polvo, roca y escombros que cubre la superficie de la Luna-, situación que aumentaría la presencia de micrometeoritos en órbita terrestre baja.

Según un artículo publicado en el Journal of the Astronautical Sciences, este escenario podría poner en riesgo tanto a los satélites como a infraestructuras críticas, incluida la Estación Espacial Internacional (si esta no abandona su órbita antes de 2031).

Incluso partículas pequeñas, después de desplazarse a altas velocidades, tienen la capacidad de perforar naves espaciales, trajes espaciales y otros equipos sensibles.

Además, un impacto de estas características podría interrumpir las comunicaciones satelitales, afectando internet, sistemas de navegación y servicios de telecomunicaciones, así como poner en riesgo redes de energía eléctrica que dependen de satélites para su monitoreo y coordinación.

La estrategia de la NASA para proteger la Tierra de un gran impacto

Ante un posible impacto, los científicos plantearon dos opciones principales: desviar el asteroide o destruirlo. Aunque desviar el objeto espacial parecería la solución más fácil, tiene desafíos.

El principal problema está en el desconocimiento sobre la masa de asteroide. Si bien inicialmente se estableció que su diámetro en 60 centímetros, calcular su densidad y, por ende, su masa resulta muy difícil por la distancia que existe.

Así, un cálculo incorrecto podría empeorar la situación. Incluso podría redireccionar el objeto espacial hacia la Tierra.

De este modo, la destrucción del asteroide aparece como la opción más viable. Existen dos métodos principales para lograrlo. El primero es una misión de impacto cinético: se lanzaría una sonda a gran velocidad para colisionar con el cuerpo y fragmentarlo en trozos de menos de 10 metros.

Los cálculos actuales indican que la ventana de lanzamiento para una misión de este tipo se extiende desde abril de 2030 hasta abril de 2032.

La otra alternativa, mucho más controvertida, sería el uso de un artefacto nuclear. Una detonación del orden de un megatón podría ser suficiente para alterar la trayectoria o fragmentar el 2024 YR4. En ese caso, la ventana de lanzamiento se abriría a finales de 2029 y se cerraría hacia finales de 2031.

¿Es realmente el asteroide una amenaza para la vida en la Tierra?

En realidad, no. Los científicos insisten en que el escenario más común -con 96% de probabilidades- sería que el asteroide pase de largo sin llegar a colisionar ni con la Tierra ni con la Luna.

De todas formas, los expertos consideran que tendremos una imagen más clara de la situación después de 2028, cuando logren recopilar más información sobre el objeto espacial.