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En el mundo, el cáncer de próstata es el cuarto más frecuente, por delante están el de pulmón, mama y de colon y recto. Entre los hombres ocupa la segunda posición, por detrás del de pulmón, según los datos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

También en Estados Unidos es el segundo más común después del de piel, tal y como indica la Sociedad Americana contra el Cáncer, que calcula que para este año se diagnosticarán alrededor de 313.780 casos nuevos. Los cálculos de esta sociedad americana indican, además, que para 2025 se contabilizarán un total de 35.770 muertes en ese país.

Qué es el cáncer de próstata

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de próstata es un tumor maligno que se origina en las células que forman la próstata. Entre los factores de riesgo, la edad es el principal, ya que aumenta a partir de los años en hombres de raza blanca, y a partir de los 40 en los de raza negra, o con antecedentes familiares de este tumor, según explica la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Si bien es el segundo más frecuente en los hombres, es el primero en aquellos mayores de 65 años. La raza es otro de los factores, porque es más común en los de raza negra y menos en los países asiáticos; además en los primeros la enfermedad tiene peor pronóstico.

El cáncer de próstata es el más común en hombres de 65 años. Fuente: Gobierno de México

Hasta el 10% de los casos de cáncer de próstata tienen un componente genético, explica la SEOM, de forma que los varones con un familiar de primer grado diagnosticado de este tumor tienen más probabilidad de desarrollarlo, incluso puede aparecer a una edad más precoz, por debajo de los 55 años.

Los principales síntomas del cáncer de próstata y cómo prevenirlo

Una dieta rica en grasas animales y pobres en verduras, la obesidad y el tabaco también influyen aunque en menor medida.

Cuando el tumor de vejiga crece puede producir síntomas urinarios como la disminución del calibre o interrupción del chorro de orina; aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo nocturna; y dificultad para orinar o escozor durante la micción. Y otros menos frecuentes, prosigue la SEOM, como la presencia de sangre en la orina y/o en el semen o impotencia sexual.

Por su parte, en fases avanzadas de la enfermedad pueden aparecer dolores óseos, por el desarrollo de metástasis en los huesos con posibilidad de fracturas, cansancio y pérdida de peso, hinchazón de piernas o complicaciones graves como pérdida de fuerza en estas extremidades -por compresión de la médula espinal en casos de afectación de la columna vertebral-.

La mayoría de los casos se diagnostica en una fase inicial -en la que los pacientes no presentan síntomas-, al detectar un PSA elevado, que es una sustancia producida en exclusiva por las células que forman parte de la próstata. También se puede diagnosticar tras una alteración en el tacto rectal.

Para conocer el estadio de la enfermedad hay que hacer un estudio de extensión, lo cual es fundamental para poder planificar y ofrecer el mejor tratamiento a cada paciente en cada momento de la enfermedad.

Con información de EFE