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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó sobre el hallazgo y la restauración de una pintura de la Virgen de Guadalupe del siglo XVII, considerada milagrosa por la comunidad de Mulegé, en Baja California Sur. De autor desconocido, es el único vestigio artístico en pie relacionado con las antiguas misiones jesuitas de esta región del país.

La imagen de la Virgen había permanecido bajo la custodia de la familia que la había encontrado entre los escombros de lo que fue la sede de la Misión Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapí, fundada en 1720. Ahora, el INAH se encargó de recuperarla.

La historia de la imagen de la Virgen de Guadalupe recuperada por INAH

La familia Aguilar fue quien custodió la imagen de invaluable valor simbólico y artístico a lo largo de ocho generaciones. Así lo indicó su actual custodio Miguel Ángel Aguilar Villavicencio. Sin embargo, el paso del tiempo hizo mella en la obra.

Al daño propio de los años, la pieza sumó los provocados por el huracán "Kay" en 2022, que le asestó un deterioro severo. La antigüedad del lienzo, la humedad y los hongos causaron pérdida de la capa pictórica y daños en el reentelado, es decir, la tela que brinda soporte al lienzo original. Además, se detectaron manchas y suciedad acumulada.

Ante este estado de conservación, el INAH trasladó la pintura a un centro especializado para iniciar su restauración. El proceso incluyó una limpieza profunda con fungicidas de amplio espectro, el reemplazo del reentelado por uno nuevo más estable y menos invasivo, y la costura de la parte inferior del lienzo para prevenir mayor pérdida de material.

La investigadora Cabriada Martínez, titular del proyecto, explicó que esta pintura representa el último bien material que queda en pie de una ruta de misiones que comenzaba en Loreto y llegaba hasta la Alta California. Por esa razón, su conservación representa un esfuerzo crucial por mantener viva una parte esencial del patrimonio histórico de México.

La Virgen de Guadalupe: una parte del corazón mexicano

Más allá de su valor artístico e histórico, la imagen de la Virgen de Guadalupe es uno de los símbolos más profundos y representativos del pueblo mexicano. Desde su aparición en 1531 en el Cerro del Tepeyac ante Juan Diego, según la tradición católica, la Virgen ha sido venerada como un emblema de fe y espiritualidad.

Sin embargo, su significado rebasa lo estrictamente religioso. A lo largo de la historia de México, la Virgen de Guadalupe ha acompañado momentos clave de transformación social y política. Fue utilizada como estandarte en la lucha por la independencia y también durante la Revolución Mexicana, encarnando ideales de unidad, resistencia y esperanza.

En muchas regiones del país, su imagen forma parte del paisaje cotidiano en templos, hogares y espacios públicos. A nivel institucional, el Estado mexicano reconoce su importancia al proteger las representaciones antiguas que existen de ella, como es el caso de esta pintura restaurada por el INAH.

La Virgen de Guadalupe es también un símbolo de identidad nacional. Para millones de personas, representa una figura maternal protectora, cercana y comprensiva. Su presencia en la vida social mexicana es tan fuerte que conecta generaciones, une tradiciones y refuerza el sentido de pertenencia de comunidades enteras, como ocurre en Mulegé, donde se le atribuyen milagros y se le rinde culto con profunda devoción.

Por todo esto, preservar su imagen no es solo una tarea técnica, sino también un acto de respeto y memoria colectiva.