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El Papa León XIV ha restablecido el pago extraordinario a los aproximadamente 5,000 empleados del Vaticano, una bonificación tradicionalmente otorgada durante el período de sede vacante papal. Este representa un gesto que marca una diferencia sutil pero significativa respecto a su predecesor Francisco.

La medida, implementada discretamente sin anuncios formales, se reflejó en las nóminas de junio, donde cada empleado recibió 500 euros, sumando un total de 2,5 millones de euros.

Esta bonificación histórica reconoce el arduo trabajo y la dedicación del personal que labora en la Curia, museos, biblioteca, farmacia y medios de comunicación del Vaticano, entre otras dependencias, durante el interregno papal, el lapso entre la renuncia o fallecimiento de un pontífice y la elección de su sucesor.

El papa León rompió con una tradición de instalada por Francisco

La tradición había sido suspendida en 2013 por el Papa Francisco, como parte de una iniciativa de austeridad y transparencia financiera. En aquel entonces, el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, argumentó que, dada la compleja situación económica global, no era apropiado realizar pagos extraordinarios, y los fondos se redirigieron a obras de caridad.

León XIV, elegido el 8 de mayo de 2025, ha optado por mantener la mayoría de las políticas económicas de su predecesor. Sin embargo, en su primera audiencia con los trabajadores, destacó su misión de "mantener viva la memoria de la Sede Apostólica" y enfatizó su gratitud hacia aquellos que "trabajaron sin descanso" durante la transición.

Para algunos analistas, esta decisión va más allá de un simple gesto de buena voluntad. En un contexto de déficit presupuestarioestimado en más de 70 millones de euros, la bonificación se interpreta como una señal institucional estratégica. Sin implementar ajustes salariales generales, este bono puntual resalta el valor del trabajo interno y reconoce el esfuerzo adicional en un periodo de alta demanda y sensibilidad.