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Después de más de 200 años, la chova piquirroja (Pyrrhocorax Pyrrhocorax) volvió a reproducirse en Kent, un hecho histórico que representa un gran avance en la conservación de especies en el sureste de Inglaterra.

El nacimiento de un polluelo en el castillo de Dover no solo simboliza el retorno de un ave ligada a la cultura local, sino también el éxito de un programa de reintroducción que busca recuperar su población en la región.

Tras 200 años, la misteriosa ave de pico rojo volvió a criar en el castillo de Dover

La chova piquirroja, reconocible por su pico y patas rojas, desapareció de Kent hace más de dos siglos.

Tradicionalmente asociada a leyendas y símbolos históricos, la especie sobrevivió únicamente en zonas como el oeste de Gran Bretaña, Irlanda y la Isla de Man.

El retorno a Kent fue posible gracias a un proyecto conjunto iniciado en 2022 por Wildwood Trust,Kent Wildlife Trust y Paradise Park, cuyo objetivo es liberar hasta 50 ejemplares en cinco años y restaurar los pastizales de creta, un ecosistema fundamental para su supervivencia.

El secreto detrás del regreso de la chova piquirroja: así lograron que volviera a nacer en Kent

El programa de recuperación de la chova piquirroja no se limita únicamente a la reintroducción de ejemplares en libertad, sino que incorpora una estrategia integral orientada a la restauración de su hábitat natural.

Una de las herramientas fundamentales fue la aplicación de técnicas de pastoreo de conservación, que permiten mantener la vegetación a una altura adecuada para propiciar la presencia de invertebrados, recurso alimenticio clave para el éxito reproductivo de estas aves. De esta manera, se garantiza no solo la supervivencia de los individuos liberados, sino también la sostenibilidad del ecosistema en el largo plazo.

Gracias a este enfoque multidimensional, en 2025 se alcanzó un hito histórico: el primer nacimiento exitoso de una chova piquirroja en el castillo de Dover, luego de que en el año anterior las condiciones meteorológicas adversas impidieran el mismo resultado.

Para los especialistas en conservación, este acontecimiento representa mucho más que un logro puntual, ya que constituye la confirmación de que el entorno restaurado ofrece las condiciones necesarias para la reproducción y la permanencia de la especie.

En este sentido, el evento fue celebrado como un paso decisivo hacia la consolidación de una población estable en Kent y como una señal alentadora del potencial de recuperación de los pastizales de creta, uno de los ecosistemas más frágiles y valiosos de la región.