El nuevo papado que comienza en la Iglesia católica comienza a tomar más fuerzar y el papa León XIV, poco a poco, se pone el día con todas las responsabilidades que su nuevo rol espiritual y político le compete.
Esta semana tuvo lugar la 40ª Asamblea Ordinaria, donde los obispos del CELAM enviaron una carta al papa León XIV con un llamado claro: "Nuestra región necesita su voz profética para alentar la justicia y la paz".
Este mensaje, surgido en un contexto de violencia, pobreza, migración forzada y polarización política, refleja la urgencia de una Iglesia activa frente a los desafíos sociales y ambientales de América Latina y el Caribe.
Además del pedido explícito al Pontífice, los obispos reafirmaron su plena comunión con el sucesor de Pedro y celebraron su elección como un signo de esperanza y continuidad tras el pontificado del papa Francisco. "Su elección es signo de esperanza", expresaron, destacando su compromiso con una misión evangelizadora arraigada en la realidad del continente.
Un continente herido clama por justicia y paz
La carta, publicada por ADN CELAM, describe con claridad las heridas profundas que atraviesa la región: narcotráfico, violencia, desigualdad y crisis migratorias.
Frente a ello, los obispos apelan a la voz del Papa como guía profética capaz de orientar a las comunidades y a los líderes en la construcción de un futuro más justo.
En un tono pastoral, también renuevan su entrega a la ecología integral, haciendo eco del décimo aniversario de Laudato Si', y urgen a implementar modelos de desarrollo sostenibles y humanos. Subrayan que la defensa de la "casa común" es inseparable del compromiso por la dignidad humana.
Sinodalidad, juventud y misión: los ejes del futuro pastoral
Los obispos agradecieron el dinamismo sinodal impulsado por el Papa, que ha movilizado a las Iglesias de América Latina y el Caribe en un camino de escucha y corresponsabilidad. Afirman que seguirán trabajando por fortalecer sus conferencias episcopales para una Iglesia más participativa y unida.
También pusieron el foco en la misión hacia los jóvenes, muchos de los cuales se sienten alejados de la vida eclesial. La carta expresa el deseo de una Iglesia más cercana, con espacios que acojan y escuchen a las nuevas generaciones.
La carta concluye con una sentida invitación al papa León XIV para visitar el continente, un gesto que consideran necesario y anhelado por los pueblos latinoamericanos. Encomendados a Nuestra Señora de Guadalupe, los obispos reiteran su oración y colaboración por el ministerio del Pontífice, como testimonio de unidad, fe y compromiso con una pastoral que transforme la realidad.