A pocos meses de que Ómicron volviera a convertir a Europa en el epicentro de la pandemia, el director regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, habló de una "tregua" frente al Covid.
Aunque los contagios y hospitalizaciones por coronavirus todavía se mantienen altos -la semana pasada Europa reportó un récord de 12 millones de casos nuevos-, las muertes están empezando a estabilizarse y Kluge dijo que este "período de protección más alta" -debido a la alta inmunización de la población, ya sea por la infección o las vacunas de refuerzo, combinado con un amesetamiento de la ola- debería ser visto como una "tregua que nos da una paz duradera".
Kluge destacó que aunque la pandemia aún no había terminado, las condiciones actuales ofrecen "una oportunidad singular para tomar el control", y agregó que en "este contexto (...) nos deja la posibilidad de un largo período de tranquilidad y un nivel de defensa de la población mucho mayor ante cualquier aumento de la transmisión, incluso con una variante más violenta".
El director de la rama europea de la OMS explicó que la nueva subvariante de Ómicron (BA.2), que ya se encuentra en 57 países incluidos la Argentina y varias naciones europeas, tiene la misma gravedad que la variante original de Ómicron. Pero estudios realizados en Dinamarca y el Reino Unido apuntan a que se transmite todavía con más velocidad.
En Alemania -que esta semana reportó contagios récord de Covid-, el ministro de Salud, Karl Lauterbach, dijo que la nueva subavariante podría retrasar un poco el pico del brote, pero que todavía esperan que se produzca a fines de febrero.
Mientras tanto, varios países europeos comienzan a flexibilizar progresivamente las restricciones por Covid. En Suiza el teletrabajo ya no es obligatorio sino una recomendación y los contactos estrechos ya no necesitan aislarse. Las autoridades también evalúan terminar con los certificados Covid para restaurantes y el uso de barbijos en el transporte público, entre otras restricciones, a partir del 17 de febrero.
Finlandia decidió liberar los límites para reuniones y flexibilizar las restricciones en bares y restaurantes a partir del 14 de febrero. Francia eliminó el uso obligatorio de barbijos al aire libre; liberó el aforo para espectáculos, reuniones públicas o eventos deportivos; y el trabajo remoto ya no es requisito. Noruega adoptó medidas similares.
No obstante, esta semana la OMS advirtió sobre el riesgo de reabrir de manera prematura, en el contexto de la presión política y social. "Ahora no es el momento de retirar todo de golpe. Siempre hemos instado a ser muy cautelosos a la hora de aplicar las intervenciones y de levantarlas de manera constante y lenta, paso a paso. Porque este virus es bastante dinámico", dijo Maria Van Kerkhove, la jefa técnica de la agencia.
"Creo que es una fase de transición para muchos países, no todos están en la misma situación. Los países que están tomando la decisión de realizar una apertura más amplia, también tienen que asegurarse de la capacidad de reintroducir medidas, con la aceptación de la comunidad, si es necesario", sostuvo el jefe de emergencias de la OMS, Mike Ryan. "Si abrimos las puertas rápidamente, más vale que también seamos capaces de cerrarlas muy rápidamente".