Unos 300.000 kilómetros cuadrados de Ucrania, casi la mitad de su tamaño, tendrán que ser revisados en busca de minas terrestres y explosivos como consecuencia del uso de bombas de racimo y otras municiones que Rusia dispersa en grandes áreas, según el Servicio Estatal de Emergencias del país.

Ucrania desactiva entre 2000 y 6000 explosivos al día, y los principales esfuerzos de desminado se centran en el oeste y el este de la capital, Kiev, así como en Chernyhiv, Kharkiv y Sumy.

La semana pasada, una alta funcionaria de la campaña mundial contra el uso de minas terrestres instó a Rusia a impedir que sus tropas en Ucrania coloquen estos explosivos, que a menudo matan y mutilan a civiles.

Alicia Arango Olmos, embajadora de Colombia ante Naciones Unidas en Ginebra y presidenta, este año, de los países que integran la convención de 1997 que prohíbe la fabricación y uso de minas terrestres, expresó su profunda preocupación por los reportes de medios de que Rusia las está empleando en su guerra en Ucrania.

La funcionaria citó a Human Rights Watch, que el 29 de marzo señaló que técnicos ucranianos de desactivación de explosivos habían encontrado en la víspera minas antipersona prohibidas en la región oriental de Járkiv.

La agrupación de defensa de los derechos humanos explicó que es sabido que Moscú posee ese tipo de minas y que Ucrania no las tiene.