Como sucede desde el primer día de sus pontificado, el Papa volvió a ser contundente y provocador. En su segunda encíclica, la primera escrita integralmente por él, se muestra fiel a su estilo y justifica, ya desde el primer párrafo, la elección de su nombre en el cónclave Vaticano con su mención a San Francisco, el amigo de la naturaleza nacido en Asís en el siglo XII.


En "Laudato Si" (Alabado sea), el argentino Bergoglio proclama un catálogo de los "pecados ecológicos" y denuncia, advierte y aconseja acerca de la contaminación del planeta y la destrucción del medio ambiente.
A lo largo del texto de las 191 páginas que contiene la versión en español, el Papa alerta sobre el perjuicio que el sistema económico imperante en el mundo tiene sobre el planeta y sobre la crisis espiritual y moral que implican las prácticas depredatorias, a la vez que enumera una serie de consejos tomados de los principales movimientos ecológistas.


En un llamado de alto contenido político exhortó a "tomar medidas inmediatas para salvar el planeta de su ruina medioambiental", exhortó a los líderes mundiales a "escuchar el grito de la tierra y de los pobres" y pidió una "actuación decisiva, aquí y ahora" para detener el calentamiento global, respaldando a los científicos que dicen que está generado en su mayor parte por el hombre.


Francisco pide también un cambio del estilo de vida de los países ricos inmersos en una cultura de consumo "desechable" y el final de las "actitudes obstruccionistas" (como las que impidieron la firma del Protocolo de Kioto) que a veces ponen los beneficios antes que el bien común.


Entre los principales temas generales abordó la problemática del consumismo desenfrenado, del derroche de energía, del despilfarro en las grandes ciudades, de la necesidad de una agricultura sustentable, del peligro de los alimentos transgénicos. Además de apuntar al sistema político y reclamarle medidas urgentes para frenar el cataclismo ecológico.


Los analistas consideran este pronunciamiento papal como el más polémico en medio siglo y ya le acarreó la ira de los conservadores, entre ellos varios candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos y el beneplácito de los grupos ecológicos, que fueron a saludarlo al Vaticano.


El teólogo de la liberación, Leonardo Boff, uno de los fundadores de la "teología de la ecología", fue por demás expresivo en sus alabanza al texto papal y remarcó que "es única en la historia del papado, es estupenda".
El periodista Juan Arias del diario El País de España logró en una impecable síntesis la describir la fuerza de la encíclica publicada ayer. Opinó que "Francisco, en vez de empinarse hasta los cielos con una encíclica sobre Dios vociferando contra los pecados, contra la fe y la moral, ha bajado hasta los infiernos de los detentores del poder que con su avaricia por querer dominar la Tierra, según sus cálculos capitalistas, prepararan para las nuevas generaciones un planeta de escombros, desiertos y suciedad".