Una tradicional industria láctea argentina confirmó su cierre definitivo tras una resolución judicial que decretó su quiebra. Con más de 70 años de trayectoria, la firma era reconocida por elaborar productos bajo la marca La Suipachense y llegó a emplear a más de 140 trabajadores.
El fallo judicial marca el fin de una empresa que supo ser referente en la zona norte bonaerense. La planta llevaba más de tres meses paralizada, y los empleados mantenían un acampe frente al establecimiento reclamando salarios adeudados y respuestas sobre su futuro.
Cierra una histórica industria láctea: ¿por qué quebró?
La quiebra fue decretada por el Juzgado en lo Civil y Comercial de Mercedes tras constatar el incumplimiento del acuerdo preventivo que la compañía había firmado con sus acreedores. Según la resolución, la firma acumulaba deudas millonarias.
El juez también destacó que la planta estaba paralizada desde hacía tres meses, lo que agravó la situación de los trabajadores y consolidó el cuadro de insolvencia.
Como parte del fallo, se ordenó la clausura del establecimiento, el bloqueo de cuentas bancarias y activos a nombre de la firma y la intervención de la Sindicatura.
Una marca con más de 70 años de historia
La empresa, fundada hace siete décadas, se convirtió en un símbolo para la comunidad de Suipacha y localidades vecinas como Chivilcoy. Su producción incluía leche y derivados tanto para marcas propias como para terceros. Durante años, fue una fuente clave de empleo y desarrollo económico en la región.
El conflicto comenzó a mediados de año, cuando la compañía despidió a nueve administrativos y anunció posibles recortes adicionales. Desde entonces, los gremios denunciaron atrasos salariales y falta de aportes, mientras la producción se detenía por completo.
Un sector en crisis: otros cierres recientes
El caso no es aislado. La industria láctea argentina atraviesa una crisis profunda marcada por altos costos, baja rentabilidad y caída del consumo interno. A fines de octubre, la Justicia también decretó la quiebra de Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA), fabricante de los clásicos postres y yogures SanCor, dejando sin empleo a más de 400 trabajadores.
Ambos casos reflejan la fragilidad del sector, que enfrenta sobreendeudamiento, atraso en pagos a productores, suba de costos energéticos y tasas financieras elevadas.