Un ingrediente ampliamente utilizado en los jarabes para la tos podría convertirse en una herramienta clave para combatir una de las enfermedades neurodegenerativas más desafiantes del mundo.
Investigadores del Reino Unido identificaron que el ambroxol, conocido por su acción expectorante, muestra señales prometedoras para ralentizar el avance del Parkinson, especialmente en pacientes con predisposición genética.
Ensayo clínico sugiere que puede estabilizar síntomas
El estudio, desarrollado por científicos del St. Joseph's Health Care de Londres y publicado en JAMA Neurology, involucró a 55 pacientes con deterioro cognitivo asociado al Parkinson.
Durante 12 meses, los participantes recibieron ya sea un placebo o una dosis diaria elevada de ambroxol en comprimidos.
El resultado fue alentador: quienes tomaron la medicación no mostraron un deterioro significativo y toleraron bien el tratamiento. Los efectos adversos fueron leves y mayormente gastrointestinales.
Más aún, entre los pacientes que recibieron placebo se detectó un empeoramiento en síntomas psiquiátricos y un aumento en los niveles de GFAP, un biomarcador de daño cerebral.
En contraste, los que tomaron ambroxol mostraron estabilidad en esos indicadores, especialmente quienes portaban mutaciones genéticas que afectan a la enzima GCase, involucrada en el metabolismo cerebral.
¿Cómo actúa el ambroxol en el cerebro?
El interés en el ambroxol va más allá de su uso tradicional en jarabes. Estudios previos ya habían señalado que esta sustancia podría ayudar a reducir la acumulación de alfa-sinucleína en el cerebro, una proteína clave en el desarrollo del Parkinson.
Lo haría al aumentar los niveles de GCase, que suelen estar disminuidos en quienes padecen la enfermedad. Al reforzar esta proteína, los científicos esperan frenar el deterioro neuronal progresivo característico del Parkinson.
No es una cura, pero hay razones para el optimismo
Si bien en este ensayo inicial no se observaron mejoras cognitivas significativas entre quienes tomaron ambroxol y quienes recibieron placebo, los investigadores sostienen que los resultados justifican ensayos más amplios.
El tamaño reducido de la muestra y la corta duración del estudio impiden sacar conclusiones definitivas, pero la señal es clara: el ambroxol podría ser más que un simple expectorante.
Actualmente, se están llevando adelante al menos tres ensayos clínicos más en distintas partes del mundo, incluido uno que involucra a más de 300 personas con Parkinson y se extenderá por dos años.
Aunque aún quedan años de investigación por delante, la esperanza es que el ambroxol se transforme en el primer tratamientocapaz de desacelerar el progreso de esta enfermedad, que afecta a millones en todo el mundo.