Arreglar una canilla que gotea puede ahorrar un promedio de 528.000 litros de agua al año. Esto puede ahorrarle a una compañía miles de dólares en la factura del agua y realmente justifica enviar a alguien con una llave inglesa.
En vastas áreas de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, la sequía ha llevado a empresas que antes se despreocupaban del problema a prestar más atención al uso eficiente del agua. En tiempos de escasez, las compañías, que ya tienen un incentivo financiero para ahorrar este elemento, enfrentan también una presión de índole moral y la amenaza de sanciones regulatorias.
Waterwise, una asociación financiada por las compañías británicas de gestión del agua que tiene por objeto reducir el desperdicio, estimó que el gasto anual en agua de una empresa representa, en promedio, entre 1 y 2% de su volumen de negocios. Pero, cuando las firmas no han tomado medidas para ahorrar agua, alrededor de un tercio de esto se desperdicia.
En consecuencia, un buen primer paso es hacer una auditoría del agua, que pueden ser realizadas por consultores ambientales, para examinar cuánta usa la compañía, cuánto cuesta y en qué se utiliza. En algunos países, los gobiernos las financian o subsidian su costo.
Las medidas obvias son las que pueden brindar mayor nivel de ahorro: buscar caños que pierdan y arreglar canillas y válvulas. En las oficinas, es posible instalar en los lavatorios canillas con difusores en forma de lluvia, para utilizar menos agua.
El ahorro es considerable: AstraZeneca ahorró 29.000 dólares australianos (u$s 22.200) al año reduciendo en 15 millones de litros el uso anual de agua en su planta de Australia. Las compañías en zonas donde abunda el agua se beneficiarían siguiendo el ejemplo de lo que se hace en áreas con una larga experiencia de escasez.
Los sistemas denominados de agua gris, por ejemplo, permiten tomar agua del desagüe de las piletas y usarla para los inodoros y para regar jardines.
Donde el agua es particularmente escasa, se imponen técnicas más avanzadas. Cuando DaimlerChrysler construyó una planta de ensamblaje para sus camiones pick-up Dodge Ram en el desierto del norte de México, le pidió a Siemens que instalara un sistema de reciclado del agua.