Después del diluvio francés, Bruselas ayer buscaba un culpable y alguien que pueda sacar a la Unión Europea de posiblemente su crisis más profunda.
Para muchos en la Comisión Europea, el autor de la crisis es el presidente de Francia Jacques Chirac, cuya campaña fue una mezcla de críticas a Bruselas y rimbombante retórica a favor de Europa.
“La gente no tiene doble personalidad –no puede comprender porqué deberían votar a favor de Europa si sus líderes se pasan la mayor parte de la semana hablando de mal de ella , comentó un funcionario de la Comisión.
Joaquin Almunia, el comisionado español de asuntos monetarios de la Unión Europea, criticó a Chirac y a otros presidentes por no ser honestos con los votantes sobre los efectos de la globalización y por buscar chivos expiatorios.
“Hay líderes que no dicen a sus ciudadanos lo que está sucediendo , dijo. “Esconden sus cabezas. No se atreven a explicar. Esto sólo puede conducir al fracaso de Europa .
Aún antes del “no francés, la capacidad de Chirac de liderar Europa se estaba debilitando, al igual que la eficacia del tradicional motor franco-alemán, comentó Alex Stubb, miembro finlandés del parlamento europeo.
El rol de Francia y Alemania en el desmantelamiento del pacto de estabilidad y crecimiento de la Unión Europea –no pudieron permanecer dentro de los límites fijados para los déficits– se cristalizó en una opinión en Bruselas de que los dos países estaban tendiendo a actuar en forma defensiva, en vez de promover un interés europeo.
Además, los diplomáticos de la Unión Europea afirman que el par franco-alemán ya no está de acuerdo con muchas normas comunes para Europa. Berlín cada vez es más reacia a aceptar la defensa de París de su propio modelo social.
Con Gerhard Schröder, el canciller alemán, enfrentando elecciones y una probable derrota en septiembre, y Chirac seriamente debilitado, ¿dónde más puede Europa encontrar liderazgo?
La responsabilidad de corto plazo por las consecuencias inmediatas del “no francés recae en Jean-Claude Juncker, el veterano primer ministro de Luxemburgo, en carácter de titular de la presidencia rotativa de la UE.
Juncker, un astuto operador con más de 10 años de experiencia en el más alto nivel de la política de la UE, está haciendo todos los esfuerzos posibles para empezar, insistiendo en que la ratificación del tratado debería seguir adelante. Pero también se está preparando para un “difícil final de la presidencia , con pocas posibilidades de acordar para la Unión Europea un nuevo presupuesto a siete años –que es mayor objetivo de su mandato de seis meses.
José Manuel Barroso, el presidente de la Comisión Europea también tiene una función, pero ha evitado lo que sus asistentes denominan “un excesivo rol en el debate sobre la ratificación, que a su criterio constituye el tema de mayor importancia para los estados miembro.
Sin embargo, como titular de una comisión liberal, se espera que él tenga un rol significativo en los esfuerzos por obtener un consenso europeo sobre la necesidad de las reformas económicas.
Barroso, por lo tanto, seguirá presionando con su agenda de reformas liberales, que incluye medidas para recortar la ayuda estatal y abrir mercados, con la esperanza de que finalmente todos los estados miembro de la Unión Europea comprendan la lógica de las reformas.
Pero la perspectiva de Chirac oponiéndose a sus planes de reforma –los dos hombres personalmente se llevan mal– podría limitar su eficacia.
“Barroso todavía no tiene la autoridad o el prestigio necesario para asumir el rol de liderazgo, afirmó Charles Grant, director del Centro para la Reforma Europea, que tiene su sede central en Londres.
Él cree que Tony Blair, el primer ministro de Gran Bretaña, podría ofrecer liderazgo a la Unión Europea durante su presidencia semestral que comenzará el 1 de julio. Para ello debería concentrarse en conseguir apoyo para la desregulación y la reforma económica.
“El modelo de Blair para una Europa de libre comercio y de mercado abierto podría fortalecerse a partir de todo esto, pero eso depende de que Chirac no bloqueé todo , agregó Grant.
El autoimpuesto aislamiento de Blair respecto de la corriente general de políticas de la Unión Europea, como la del euro, obstaculiza su capacidad de ofrecer un liderazgo sólido, pero se espera que sí lo logre.
Con un vacío de poder en Francia y Alemania, un presidente poco experimentado en la Comisión Europea, y líderes débiles aferrándose al poder en muchos países de la Unión Europea, Europa pocas veces estuvo tan carente de dirección política.