Lo peor de la semana
Que el precio del petróleo haya saltado un escalón más, agravando la tendencia que trae desde 2004. Más allá de que por distintas razones el mundo digirió el tema, si se siguen consolidando estos niveles, o más, todas las estimaciones para las grandes economías quedarán viejas.
Insisto, todavía no es barajar y dar de nuevo pensando en el buen momentum del mundo (crecimiento difundido, tasas de interés bajas, liquidez, baja inflación, disposición a tomar riesgos, etcétera) pero no hay que autoconvencerse que las cosas se mantendrán inmutables a todo y que elementos como las ganancias de productividad en EE.UU. compensan cualquier nivel de inflación energética o que el fuerte crecimiento de China es autónomo e inmune.
Lo mejor de la semana
Que a pesar de la incertidumbre política local y el griterío mediático electoral, el sector privado en la economía sigue poniendo el pecho y diferenciando las cosas. Es cierto que muchas decisiones esperan el post-octubre por razones tanto políticas como económicas. Es un escenario expectante pero tranquilo.
Lo que hay que seguir con atención
En general, el contexto internacional, que es un puntal de la actual situación económica local. En lo particular, el precio del petróleo y cómo vayan reaccionando los mercados internacionales, sobre todo en tasas de interés e inflación.
También Brasil. Cómo evoluciona su situación política, si se apacigua o se complica todavía más, cómo sale parado el gobierno. Si un Brasil que anda bien y con el tipo de cambio en 2,35 dólares por real complica el camino comercial (micro y macro) ni que hablar frente a un resbalón.
Y acá, los plazos y tasas de interés para las colocaciones de letras del Banco Central de la semana que viene (los vencimientos son abultados: $1.340 millones). En algún momento será un termómetro relevante de la confianza en el Banco Central (como vigía de la inflación).
Lo urgente
Que vuelva a ganar Racing.