

Permítanme contarles una historia. No es una más o una que hayan escuchado antes. Une Hollywood con Buenos Aires, a los productores de Porcel y Olmedo con Tina Turner, a Victor Bo con el protagonista de Kung Fu, a Liverpool con Don Torcuato y sucede en esa extraña época donde la Argentina quiso ser una barata meca del cine. Esta historia, además, termina con un sangriento asesinato. Pero no es un cuento, es real.
A principios de los años ‘80 la cotización local del dólar favorecía a los norteamericanos y nuestros pesos argentinos no tenían mucha chance de mejorar su performance. El país, en una compleja recesión, era el lugar ideal para los productores anglosajones que querían rodar films con muy bajo presupuesto. Un experto en la materia era Roger Corman, un realizador estadounidense celebre por filmar largometrajes en tiempo record y con muy poca plata. Tras generar películas en Filipinas, Italia y Canadá, Roger hizo un acuerdo con una empresa argentina para hacer proyectos en esta tierra generosa: Aries. Comandada por Héctor Olivera, Fernando Ayala, Luis Osvaldo Repetto y Alejandro Sessa (responsable directo de la unión con Corman), Aries era famosa por sus películas testimoniales y sus comedietas picarescas. Durante ese periodo de sequía, Corman iba a devolver los ingresos que la taquilla local estaba dejando de dar. El plan era hacer films para los Estados Unidos, con algún protagonista yanqui, director ídem y elenco y técnicos locales. La casi docena de películas fueron rodadas en los estudios Baires (en Don Torcuato) y sus elencos eran como mínimo eclécticos. En una película Maria Socas era rescatada de unos mutantes por David Carradine, el famoso ‘Kung Fu’ de la serie de TV. En otra el ignoto Richard Hill le cortaba la cabeza con una espada a Víctor Bo, el ‘Delfín‘ de los Superagentes. Hasta podiamos ver a uno de los Dukes de Hazzard matando a Federico Luppi y Rodolfo Ranni en ‘La Muerte Blanca‘ (1985). La leyenda cuenta que en un estudio se filmaba una película de bárbaros peleando contra monstruos rodeados de chicas que salieron desnudas en Playboy y que en el estudio de al lado hacían otra película Porcel y Olmedo.
En algunos casos el propio Olivera tuvo que hacerse cargo de la dirección de los proyectos que resultaron ser una combinación entre policiales, acción, aventuras, fantasía y ciencia ficción, con títulos tan exóticos como ‘Los Magos del Reino Perdido‘ (1983) o ‘El Cazador de la Muerte‘ (1984). Una de las bellezas anglosajonas importadas para estos films fue la rubia Lana Clarkson, que protagonizó dos, ‘El Cazador’ y ‘Reina Salvaje‘ (1985). Junto a ella aparecieron en las películas actores como Bo, Boy Olmi, Augusto Larreta y Marcos Woinski. Durante esos rodajes, el elenco convivía en el Hindú club de Don Torcuato, donde Lana era conocida por todos como trabajadora y agradable. La portentosa rubia había actuado en un puñado de series de TV y estos films fueron sus trabajos más reconocibles, por que cuando retomó el camino en USA nunca más pudo protagonizar nada. Con el paso del tiempo (y los años, que no vienen solos) su promesa se fue extinguiendo y su carrera opacando. Para el 2000, Clarkson vendía sus fotos autografiadas vía Internet e iba a convenciones de fans del cine fantástico vestida como amazona. Obviamente tuvo que dedicarse a trabajar de otra cosa.
En febrero de 2003 era recepcionista de un local de Los Angeles, ‘The House of Blues’, que queda en la famosa calle Sunset y donde suelen tocar grupos musicales. Con cuarenta años su belleza no se había extinguido, pero el 3 de febrero de ese año tampoco le sirvió de nada. A las seis de la mañana de ese día apareció muerta, con el rostro desfigurado de un balazo, en el piso de la casa del productor musical más famoso de los últimos treinta años: Phil Spector. Spector también era una leyenda, pero una exitosa. Creador de una forma de orquestación y mezcla conocida como ‘Pared de Sonido’, bajo su batuta grabaron algunos de sus mejores trabajos Los Beatles, Tina Turner, Los Ramones, John Lennon como solista y Leonard Cohen, entre muchos otros. También lo persiguió una historia personal de paranoia, ataques de violencia y portación de armas. Cuando los dos caminos se cruzaron fue el clásico y oscuro cuento made in Hollywood. Cerca del amanecer Spector se fue con Clarkson de ‘The House of Blues’ y lo próximo que se supo de ella fue que estaba muerta, asesinada por el arma del productor. Después de seis años y dos juicios, Spector fue declarado culpable por un tribunal de California recién la semana pasada. Su abogado (que antes salvó a O.J. Simpson) no pudo sacarlo del torbellino y fue condenado a 19 años de cárcel.
La noticia no tuvo repercusión en los medios del único país donde Lana pudo ser estrella aunque sea nomás por un ratito. Durante unos años su sitio personal de Internet siguió funcionando sin que nadie lo modificara demasiado. Entre las fotos que podías encontrar estaba una de la actriz abrazada con Héctor Olivera, el director de ‘Reina Salvaje’ y ‘La Patagonia Rebelde’. Los dos sonríen, con el fondo del conurbano bonaerense, como en una postal de todo lo que podía haber sido, jamás fue y ya nunca será.










