Un informe de PwC Argentina señala que en el primer semestre de 2025 se colocaron u$s 9831 millones en el mercado de capitales argentino, el mayor volumen semestral desde 2015, por encima incluso del récord anterior que marcó la segunda mitad del año 2024. Alejandro Giacoia, economista de Econviews, señaló a El Cronista que "lo que impulsa a ese rubro es el crecimiento del crédito, sobre todo". No es casual en ese contexto que la intermediación financiera haya sido la actividad que más crecimiento tuvo dentro del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que elabora el INDEC. Sin embargo, el analista advierte que, en el actual contexto de tasas reales altas, es probable que se desacelere. "Dentro del rubro de intermediación financiera del EMAE, lo que se ve reflejado es principalmente el producto de la actividad de crédito de los bancos. Ese es el grueso, casi el 100%. El año pasado había caído mucho y en 2025 se vio un incremento interanual porque recuperó fuerte", explicó a este medio el economista y director de CyT Camilo Tiscornia. El experto en mercados financieros Marcelo Bastante agrega que "las emisiones de deuda también han ayudado, pero no fueron tan importantes como el crecimiento del crédito, que es fundamental la expansión de la economía, además de la del sector financiero". En mayo de 2025, ese indicador, que sigue el desarrollo de la economía nacional, registró un crecimiento de 5% en la comparación interanual y una caída de 0,1% respecto de abril y se destacó la Intermediación financiera, que creció un 25,8% en los últimos doce meses. Marcelo Bastante, explica que, "el mayor dinamismo del crédito se vio reflejado en el segundo semestre del 2024 y continuó durante los primeros meses de 2025 y, si bien actualmente sigue al alza, no lo puede hacer a las 'tasas chinas' como venía sucediendo". Según el analista de Epyca Consultores Eric Paniagua, "desde marzo se nota un repunte sostenido en las emisiones de Obligaciones Negociables (ON) por parte de las empresas argentinas". Atribuyó este fenómeno a que "la menor volatilidad del dólar y un esquema de tasas más previsible reactivaron el interés de los inversores institucionales, que volvieron a buscar rendimientos en instrumentos en pesos, UVA o atados al dólar". En paralelo, el Tesoro también volvió con fuerza a la plaza de deuda local, lo que dinamizó el mercado secundario y ayudó a traccionar la actividad bursátil y financiera en general, aunque en el último tiempo surgieron alertas de un posible efecto crowding out. Ese efecto de traslado del financiamiento al sector privado hacia el público es algo que el Gobierno debería evitar. "Todo lo que tiene que ver con renovaciones y financiación influye sobre la evolución de la actividad general y también de la financiera. Creo que buscar que esta tendencia continúe debería ser un objetivo preponderante para el Gobierno", apunta el economista Federico Glustein. Tiscornia espera una desaceleración de esta tendencia por las tasas de interés más elevadas, aunque no descarta que todavía se puedan ver "variaciones interanuales más bien altas". En ese contexto, Bastante señala que "el gran desafío es que las tasas comiencen a bajar, pues al haber descendido significativamente la inflación, en términos reales quedaron fuertemente positivas". Detalla que, hoy, las tasas activas promedio para empresas están en el rango del 35% al 45%. Así, desde el punto de vista de las finanzas, advirtió que, "para que haga sentido tomar un préstamo, un negocio o proyecto de inversión debe rendir por encima de la tasa de financiamiento y con la baja de la inflación eso se dificulta".