La Argentina atravesó la presión cambiaria más significativa de las últimas dos décadas en los meses previos a las elecciones legislativas de octubre, según el análisis de Robin Brooks, economista senior del Instituto Brookings de Washington.
El especialista señala que esta salida de divisas superó incluso el éxodo de fondos registrado tras las PASO de agosto de 2019, durante la presidencia de Mauricio Macri.
El costo político del ancla cambiaria
Brooks, quien se desempeñó previamente como economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) y trabajó en el Fondo Monetario Internacional, argumenta que la estrategia del gobierno de Javier Milei de mantener contenido el tipo de cambio tuvo un doble filo: si bien pudo haber favorecido electoralmente al oficialismo, generó condiciones para una fuga masiva de capitales.
"La decisión de sostener la fijación cambiaria ayudó al desempeño electoral del gobierno, pero tiene un costo enorme para el país", afirmó Brooks en su análisis publicado esta semana. El economista explica que con un peso "sustancialmente sobrevaluado", la incertidumbre preelectoral impulsó a miles de familias argentinas a convertir apresuradamente sus ahorros en moneda extranjera.
Los números detrás de la advertencia del gurú de Wall-Street
Para sustentar su diagnóstico, Brooks utilizó datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA) correspondientes a su informe mensual sobre el sistema bancario, publicado a fines de octubre. Según sus cálculos, la fuga registrada en septiembre habría eclipsado la de agosto de 2019, cuando el resultado de las PASO marcó un punto de inflexión en el gobierno de Macri.
El especialista elaboró dos gráficos comparativos. El primero funciona como un indicador aproximado (proxy) de la fuga de capitales basado en datos bancarios. El segundo contrasta esta información con cifras de la balanza de pagos trimestral, que incluye inversión extranjera directa (neta de utilidades reinvertidas), activos externos de cartera y la partida "errores y omisiones", considerada tradicionalmente un indicador indirecto de movimientos no registrados de capitales.
"Cuando se asiente el polvo y tengamos los datos completos de octubre, es altamente probable que este episodio resulte peor que el de 2019", advirtió el gurú de Wall-Street en sus redes sociales.
Una consecuencia evitable, según el análisis
El economista sostiene que si el Gobierno hubiera permitido que el peso flotara libremente antes de los comicios, la fuga se habría detenido o reducido significativamente. Su razonamiento: sin expectativa de una devaluación inminente, las familias no habrían tenido incentivos para adelantar la dolarización de sus ahorros.
"La fuga de capitales es una consecuencia directa de la decisión de anclar el dólar por razones políticas", sentenció Brooks, agregando que estos fondos que abandonan el país "nunca se revierten" y quedan "perdidos para la Argentina".
Esta advertencia se suma a observaciones de otros economistas sobre la sangría de capitales que Argentina experimenta desde hace décadas.
Steve Hanke, economista de la Universidad Johns Hopkins conocido por su defensa de sistemas de convertibilidad, estimó recientemente en declaraciones al Financial Times que desde 1995 la Argentina perdió aproximadamente 238.000 millones de dólares por fuga de capitales.
Hanke, quien según el diario británico mantuvo reuniones con funcionarios de la administración Trump para discutir esquemas de dolarización, ubica el fenómeno en un marco temporal mucho más amplio que el analizado por Brooks.
Luis Caputo y su cruzada contra Brooks
La relación entre Brooks y el Gobierno es de larga data y también de mucha tensión. El economista criticó reiteradamente la política cambiaria oficial, lo que en una ocasión provocó una respuesta del ministro de Economía, Luis Caputo.
Ante la descripción de Brooks como "gurú" económico, Caputo cuestionó: "Si fuera un verdadero gurú, estaría haciendo fortunas en Wall Street en lugar de criticar nuestras políticas".
Brooks efectivamente trabajó en Wall Street, aunque predominantemente en roles analíticos antes de incorporarse al staff del FMI y posteriormente al Instituto Brookings, uno de los think tanks más antiguos y respetados de Estados Unidos, conocido por su perfil bipartidista.
La obsesión argentina por el dólar
El economista concluye su análisis con una reflexión más amplia sobre la economía argentina: "La casi patológica obsesión del país por fijar el valor del dólar es una enorme distracción que aleja a la Argentina de implementar políticas correctas. Además, priva al país del capital que necesita para crecer".
Esta caracterización del dilema cambiario argentino refleja un debate que atraviesa décadas de historia económica nacional y que vuelve a estar en el centro de la discusión pública ante cada episodio de turbulencia financiera.