La mayoría de las economías líderes del mundo deberían prepararse para un prolongado período de tasas de crecimiento bajas, lo que hará más difícil para los gobiernos y empresas reducir sus niveles de deuda, advirtió el Fondo Monetario Internacional.
La advertencia reavivará los temores a que la economía mundial está enfrentando lo que algunos economistas llaman "estancamiento secular" o permanente.
El informe, incluido en uno de los capítulos analíticos de las Perspectivas Económicas Mundiales que semestralmente difunde el Fondo Monetario Internacional, implica que los estándares de vida, en particular en el mundo en desarrollo, podrían subir más lentamente que antes de 2008.
También muestra que la crisis financiera global fue peor a episodios anteriores de agitación y podría haber reducido en forma permanente la tasa en la que se expanden las economías, y no que tendrá un efecto puntual.
El FMI sostiene que la desaceleración del crecimiento potencial o del nivel de producción con inflación estable tiene sus raíces más allá del derrumbe de 2008. Entre ellas se encuentran la población envejecida y el menor crecimiento de la producción en mercados emergentes.
China, en particular, podría sufrir una fuerte contracción en el aumento de su producción potencial, mientras trata de reequilibrar su economía alejándose de la inversión y acercándose al consumo.
El crecimiento potencial en el mundo rico será de 1,6% anual entre 2015 y 2020, pronostica el FMI. Ese nivel es marginalmente superior a la tasa de expansión de los últimos seis años, pero significativamente inferior a los índices de crecimiento anteriores al derrumbe, cuando la producción se expandía a 2,25%.
La desaceleración para los mercados emergentes podría ser aún más abrupta. La producción potencial, que siguió creciendo en el período previo a la crisis, caería de 6,5% anual entre 2008 y 2014 a 5,2% en los próximos cinco años.
Además, el informe tiene implicancias para los bancos centrales, que quizás tengan menos margen para relajar la política monetaria en el caso de futuras crisis.
Tal caída en el ritmo al que crecerán las economías tiene consecuencias para los gobiernos de países ricos, que encontrarán difícil reducir los niveles de deuda acumulada durante la crisis. Significa que para los mercados emergentes será más complicado reconstruir superávits presupuestarios, que son esenciales para impulsar el gasto del gobierno y recortar impuestos durante futuras desaceleraciones.
El FMI, que la semana próxima albergará los encuentros en Washington junto con el Banco Mundial, pidió a las autoridades que fijan políticas que tomen medidas para elevar las tasas de crecimiento en todo el mundo. Sostiene que los gobiernos de las naciones más avanzadas deberían apoyar el gasto en inversiones, que se proyecta seguirá manteniéndose por debajo de los niveles anteriores a la crisis incluso aunque persista la actual recuperación económica.
El Fondo también pide a los políticos de mercados emergentes que implemente reformas estructurales.
