El Partido Revolucionario Institucionalizado (PRI), que gobernó México durante 71 años hasta 2000, volvió al poder en uno de los retornos políticos más notables de la historia latinoamericana.
Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI de 45 años, ganó en las elecciones del domingo por un margen más estrecho del que anunciaban las encuestas.
Es casi seguro que este triunfo se traducirá en duras negociaciones en el Congreso ya que Peña Nieto, un ex gobernador estadual, impulsa una agenda reformista que incluye modificaciones en el régimen impositivo para que las grandes empresas paguen más y una reforma energética para abrir Pemex, la petrolera estatal monopólica, al capital privado.
México se ha recuperado desde la recesión de 2009 y se espera que este año el crecimiento esté levemente por encima del pronóstico oficial de 3,5%, lo que es casi el doble de la tasa anual promedio de los últimos 10 años. Pero los economistas coinciden en que la segunda economía de Latinoamérica necesita crecer más rápido para brindar puestos de trabajo para su población de 112 millones, entre la que predominan los jóvenes. En su campaña, Peña Nieto propuso reformas que ayudarían a impulsar el crecimiento económico a una tasa promedio de alrededor de 6% en los próximos años.
El presidente electo ha prometido darle a Pemex mayor libertad. Según los analistas, esto puede implicar la concreción de joint ventures y el aporte de inversiones privadas en el capital de la petrolera. En una entrevista concedida al FT el año pasado, Peña Nieto dijo que Pemex puede lograr más, crecer más y hacer más a través de alianzas con el sector privado.
Ayer todavía había dudas en la capital mexicana con respecto a la vuelta del PRI y lo que significa para la democracia, y sobre la capacidad de Peña Nieto para superar los más grandes desafíos que enfrenta el país.
Mónica Sandoval, una ingeniera química del barrio de Narvarte, en Ciudad de México, dijo que sigue desconfiando del PRI. Movieron su poderosa maquinaria política. No creo que fuera muy justo, dijo Sandoval.
Esta opinión deja en evidencia los escollos que enfrentará Peña Nieto en el período que falta hasta la asunción presidencial, el 1 de diciembre, y durante los seis años de gobierno. El domingo a la noche, el presidente electo buscó tranquilizar a los votantes asegurando que su administración gobernará en democracia y con total transparencia: los mexicanos nos han dado una segunda chance. Vamos a hacerles honor. Vamos a seguir construyendo este país con democracia . . . somos una nueva generación y no habrá una vuelta al pasado.
Josefina Vázquez Mota, candidata del saliente Partido de Acción Nacional (PAN), se comprometió a permanecer alerta para evitar una vuelta al autoritarismo, en una clara referencia a los años en los que el PRI gobernó México con un sistema político cerrado.
