El ministro de finanzas de Chipre Michael Sarris señaló esta semana que los controles de capital que acompañan el acuerdo de rescate por 10.000 millones de euros durarán unas pocas semanas. Eso me hizo acordar de los días en que la economía británica aún estaba erizada por los controles cambiarios y el primer ministro Harold Wilson dijo después de la devaluación de la esterlina en 1967: Esto no significa que la libra acá en Gran Bretaña, la que está en su bolsillo o en el banco, se haya devaluado.

Los límites a las transferencias de depósitos bancarios y retiros de efectivo en Chipre traen como consecuencia que el euro en esa isla ha sido devaluado. Es, en efecto, una moneda diferente a los euros que circulan en el resto de la eurozona. Eso va en contra de uno de los principios de toda unión monetaria, que es el libre flujo de capitales entre las fronteras nacionales. También podría debilitar la estabilidad de la base de depósitos de bancos minoristas en la periferia de la eurozona.

En cuanto a la noción de que estos controles de capital serán por poco tiempo, vale la pena recordar que Gran Bretaña impuso controles de cambio como medida puramente temporaria cuando estalló la segunda guerra mundial en 1939. Se impuso un régimen altamente restrictivo hasta que el gobierno de Margaret Thatcher lo levantó cuarenta años después. Cuanto más prolongados son esos controles, más inciertas son las consecuencias de eliminarlos y se vuelve políticamente más peligroso embarcarse en una liberalización. Tampoco hay que olvidar que los controles de capital de Islandia, introducidos como medida temporaria en 2008, siguen en vigencia.

Los controles de capital en Chipre, lejos de ser un ejemplo aislado, puede formar parte de una tendencia mayor que comenzó con la crisis asiática en 1997-98. En aquel entonces, mientras intentaba detener la fuga de capitales, Malasia recibió criticas de las autoridades occidentales porque había introducido controles de capital.

Para cualquiera que no pertenecía al consenso de Washington, se trataba obviamente de una medida sensata.

Durante la mayor parte del período posguerra, se suponía que si el comercio era libre, debía controlarse el capital para evitar inestabilidad en los mercados y el caos es el tipo de cambio. Luego todo cambió rápidamente hacia la liberalización de los setenta y ochenta. Sin embargo, cuando se levantaron todos los controles, el largo período de estabilidad financiera posguerra llegó a su fin. Y la incidencia de las crisis cambiarias y financieras aumentó drásticamente. El dinero especulativo tuvo mucho que ver con eso.

Si uno piensa en el pasado, los verdaderos costos de los prolongados controles de capitales fueron las posteriores distorsiones en el mercado, especialmente el costo del capital.

En el mundo actual, esas distorsiones quizás sean un mal menor a la inestabilidad financiera extrema.