Antes de las elecciones de 2010, George Osborne dijo que, si se convertía en el ministro de Finanzas del Reino Unido, los recortes en el gasto público que iba a aplicar en forma inmediata pronto harían de él el hombre más impopular del país. Dos años después Osborne se hizo cargo del Tesoro británico y sus predicciones comienzan a cumplirse: desde hace un mes el gobierno sufre una serie de crisis y caídas en las encuestas.
Para tratarse de una administración que hasta ahora era admirada por su competencia, súbitamente parece que la coalición entre el Partido Conservador y el Liberal Demócrata ha perdido el control.
Ed Miliband, el líder del opositor Partido Laborista, resumió la situación la semana pasada cuando tomó prestada una palabra que popularizó la sátira política de la BBC The Thick of It para acusar al primer ministro de dirigir un omnishambles, palabra que puede ser traducida como desastre total.
Desde el presupuesto de marzo, en el que Osborne elevó los impopulares impuestos que gravan las jubilaciones, la comida caliente para llevar y ciertas donaciones, el gobierno pasa de una crisis a otra. Pero esta semana la situación empeoró.
El martes, Rupert Murdoch, presidente de News Corp, entregó mails en el marco de la investigación Levenson sobre los estándares de la prensa británica. En esos mensajes se sugería que Jeremy Hunt, el secretario de Cultura británico, y gente de su oficina, tenían relaciones demasiado cercanas con ejecutivos de News Corp pese a que Hunt debía decidir sobre la propuesta de takeover de la operadora de televisión por cable British Sky Broadcasting.
Por otra parte, ayer los datos mostraron que la economía del Reino Unido experimenta su primera recesión en W, o de doble caída, desde la década de los 70. Con este telón de fondo, los índices de aprobación de los conservadores se derrumbaron y el partido ha quedado más retrasado con respecto a los laboristas que en cualquier momento desde 2003.
Esto ha sacudido a David Cameron, el normalmente superconfiando primer ministro, y a su equipo de asesores. Hemos tenido meses mejores, admitió uno de ellos, aunque otro agregó: pasan cosas, la clave está en cómo se responde.
El problema es que a veces las respuestas del gobierno parecen tomadas en medio del pánico. Cuando se hablaba de una huelga de choferes de camiones repartidores de combustible, lo que amenazaba con dejar las estaciones de servicio vacías cerca de las vacaciones de Pascua, un ministro aconsejó almacenar nafta en bidones.
Los tories insisten en que la serie de malos titulares en la prensa no tendrá un impacto duradero. Recuerdan que los periodistas solían hablar de la peor semana de Tony Blair, pero el líder laborista permaneció en el poder 10 años. Sin embargo, algunos funcionarios de la época de Blair han dicho que la situación es diferente. Es asombroso cómo la coalición casi voluntariamente cedió la ventaja del beneficio de la duda, y tan rápido, comentó uno de ellos.
Cameron espera la victoria de Boris Johnson, el alcalde conservador de Londres, que el 5 de mayo buscará su reelección. Anthony Wells, especialista en encuestas de YouGov, dijo que si Boris pierde y el partido sufre en esas elecciones, tendrán muy poco de qué aferrarse.
